El país del manga, el sushi, y el contraste extremo entre tecnología y respeto a las tradiciones está de moda. “Es una cultura totalmente diferente a la nuestra en su vida cotidiana y nos resulta tan llamativo que nos atrae”, dice Isabel Ivorra, miembro de Tadaima, empresa que organiza junto a la Institución Ferial Alicantina el Salón del Manga y Cultura Japonesa, que reunió en abril a más de 30.000 personas, según datos de IFA.El interés por lo cotidiano quedó patente en la edición del año anterior con la pareja de youtubers, autores de “Nekojita Blog”, que forman Ernesto, de Sevilla, y su esposa, Juko, residentes en Japón, que son un referente de la cultura japonesa juvenil. “Cuentan su vida cotidiana y fueron un fenómeno el año pasado. Además, era la primera vez que iban a un evento y que venían a España”, dice la organizadora de las actividades.
Tadaima busca diferenciarse de otros salones del manga que se organizan en España, incorporando algo diferente cada año para llamar la atención y atraer público. En esta novena edición introdujo la cultura tradicional japonesa con música, vestimenta, instrumentos, ceremonia del té o taller de gastronomía con el objetivo de llegar a distintas generaciones. “Básicamente es ofrecer lo que es cultura japonesa, no solo dibujos o videojuegos, sino abarcar tradiciones mitológicas, caligrafía, idioma, cine, literatura, mostrar cómo es su carácter y cómo responde su sociedad a determinadas cosas porque hay gente interesada en esto, aunque nunca haya leído nunca un manga o haya visto una serie”, apunta Ivorra.
No es habitual ver largas colas para acceder a IFA y sobre todo de miles de jóvenes -aunque también se veían familias completas- atraídos por figuras, póster, carteles y todo tipo de merchandising que “no puedes encontrar en Internet y que viene importado de Japón, sobre todo cosas de cultura, gastronomía o de artículos para la casa o ropa”, explicaba Eira, una joven de 24 años disfrazada junto a tres amigas. En su caso admitía venir más por “el arte y cultura japonesa, que por el manga o el anime (animación japonesa)”. De hecho, para Eira la interpretación de disfraces, denominado cosplay, es una oportunidad para desarrollarse artísticamente. “Me gusta coser y arreglar a mis amigas” y “siempre lo pasas bien porque la gente se para, se hace fotos con nosotras y los niños, muchas veces, no saben que no eres el personaje real. Se lo pasan bomba y tu también haciéndolos felices”. También les gusta la libertad y el respeto que se respira en estos eventos. “Aquí nadie es raro y todo el mundo es especial”, resumía Laura Antón, de 24 años, aficionada al arte y disfraces porque “tienen mucha fantasía y creatividad”.
Pero, ¿cómo llegan a la cultura japonesa? Los dibujos y los videojuegos son el hilo que ha llevado a muchos jóvenes hasta este tipo de eventos y a interesarse por la cultura nipona como admitían Silvia, de 25 años, y Patricia, de 24. “Empiezas de pequeñita con dibujos animados, sigues en la adolescencia comprando libros no típicos como cómics, y conoces la cultura. Y ya, cuando encuentras un sitio como este donde también te disfrazas y encuentras todo lo que te gusta, sigues ahí”, explicaba Patricia. Los organizadores han comprobado que la música es otro reclamo importante. “Desde hace cuatro años invitamos a un japonés del panorama musical porque es atractivo para personas que vienen desde otros países de Europa”, explica Ivorra. Y por supuesto hay espacio para los videojuegos, ilustradores, cómics, juegos de rol y para reinterpretar los disfraces en libertad, solo, con amigos o en familia.
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