Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Haciendo amigos

La caja de cartón

Imagen generada con IA.

No sé por dónde empezar… Tal vez por el principio, esto es, a finales de los 80 cuando un joven casi imberbe colgó el teléfono después de una conversación algo tensa con su “jefe”. La bronca, no muy abrupta, era para mí incomprensible. Era julio y el dueño de la empresa donde yo no trabajaba (en los 80 tener un contrato con veintipocos era una entelequia, trabajabas o a comisión o a porcentajes, pero en plan Kunta Kinte, o sea, en negro y sin derechos) estaba de vacas, pero yo estaba allí solo unos meses y tenía muchas ganas e iniciativas (lo malo es que sigo igual) y se me ocurrió llamar a un cliente, una fábrica de caramelos mentolados de un lugar cercano (o sea Pictolín) y proponerle una pequeña campaña en las páginas deportivas de un diario local líder (o sea Información). Creo que lo argumenté bien porque lo compró y, todo feliz, llamé a mi jefe para informar de mi pequeño éxito y recibí una lección importante; me abroncó porque me dijo que esa venta podría fastidiar futuras campañas. Puede que tuviera razón pero, siguiendo la filosofía de “lo que va delante, va delante” que sigo bastante, no estaba ni estoy de acuerdo. Seguro que esto me ha hecho dejar de ganar mucha pasta.

Miré alrededor y allí estaba mi destino, esperando una decisión que tardé unos segundos en tomar. La caja de cartón. La llené con mis pertenencias y sobraba sitio. Me fui despidiéndome de Anabel, de Rosa y de Carlos, que me regaló un logotipo para mi nueva empresa, Gente, una marca desechada por un cliente discotequero que prefirió llamar a su boîte Don de Noche. El resto son treinta y tantos años de empresa y seguimos.

Pero, decía, que no sabía por dónde empezar porque venía a hablar de la juventud de hoy (¿queda viejuno?). Mi hijo mediano es un torbellino de iniciativas ahora que ha conocido lo que es ser trabajador por cuenta ajena. No quiere jefes, no aguanta superiores que le corten las alas, ve oportunidades en cada cosa, aprende rápido lo que no le gusta y busca un lugar donde dar el pelotazo en 15 días, flipa con los influencers que no saben lo que dicen y viven en Andorra, pero sobre todo quiere ser él mismo.

Ahora que decimos, pensamos y vemos que la juventud tiene muy difícil mejorar la situación y nivel de vida de sus padres es, para mi visión, justo lo contrario. Nadie era un emprendedor o startup admirable hace 30 años, no dejabas de ser un iluminati o un loco que se iba a comer un truño, como se afanaron en decirme algunos. Ahora las posibilidades son enormes, las iniciativas pueden tener éxito fulgurante, es cuestión, como en todos los tiempos, de actitud, con C de conocimiento.

El joven de las baterías de patinetes siempre me sorprende, siempre dice sí, siempre está disponible y dispuesto a abrir, a trabajar, a compartir y eso que tiene enemigos potentes, pero él tiene la ventaja de aquella recepcionista de hotel que cuenta Víctor Küppers en sus monólogos, será por fotos…

Los precursores del hidrógeno en Alicante, los emprendedores en gastronomía, los que manteniendo y actualizando empresas centenarias siguen dando trabajo, empresarios de otros países abriendo negocios en Alicante, gente innovando en sectores tradicionales cada día, investigadores llevando a empresas sus estudios; hay muchos ejemplos de esta actitud.

Es de lo poco que puedo aconsejar a los jóvenes, a ver si damos el paso de superar ese estigma hispánico en el que la máxima ambición de un joven es ser funcionario. ¿Qué queremos? ¿Estar tranquilos, al resguardo de crisis, vivir apalancado, intentar trabajar un poco y ya? Hay grandes excepciones, conozco muchas, pero también conozco lo otro, “jetas” y “más jetas” que se van de asuntos propios después de vacaciones, que el café diario es en Mercadona o tiendas varias y que las bajas laborales son por dolores que un autónomo ni se molestaría en tratar con un paracetamol por no ir a la farmacia y perder tiempo.

Las coyunturas las hacemos nosotros y nuestro futuro también. Busca tu caja de cartón o mira las oposiciones al cuerpo funcionarial próximas. Pero calcula el sueldo soñado con lo que vale hoy una hipoteca, unas vacaciones o mantener a tus hijos. Salvo que seas un heredero de rancio abolengo y fortuna, busca tu caja de cartón. Y eso, contrasentidos de la vida, que cada fin de mes les digo a los trabajadores de mi empresa que nunca se monten un negocio, que ni se les ocurra. Haciendo amigos.

Pedro Picatoste

Empresario e historiador.

2 Comments

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  • Siempre abriendo caminos; siempre dando iniciativas, a medio camino entre el optimismo y el pesimismo. Todo el mundo puede llegar lejos, incluso a presidente del Gobierno. Lo dijo Zapatero: «si yo he sido presidente, cualquiera puede llegar a serlo». Y lo ha demostrado, fehacientemente, Pedro Sánchez. Un saludo cordial.

    • Cierto, todo el mundo puede cocinar, lo que pasa es que la comida puede dar asco o ser exquisita. Un abrazo