Con un poco de «miedito» vemos cómo la IA se va imponiendo en diversos sectores; nos hace temblar que las máquinas puedan dar el salto Terminator y tomen el control de ese mundo que maltratamos y creemos dominar solo por tener la capacidad de autodestruirnos y convertirlo en un páramo.
Mientras, intentamos adaptarnos a una realidad que deja, a lo que antes eran vanguardistas profesiones, en una interrogante laboral de futuro. Así periodistas, locutores, publicitarios, ilustradores, dibujantes, diseñadores, cineastas, guionistas, guías turísticos, monitores, educadores, profesores, inmobiliarios, vendedores en general, científicos, escritores, creativos, programadores, creadores de contenido, influencers, millones de funcionarios, no artesanos en general, incluso políticos, pueden desaparecer como profesiones para ser sustituidos por máquinas creadas y desarrolladas, alimentadas y animadas por muchos de ellos mismos. La Humanidad es así, no hay quién nos entienda, vivimos en un laberinto que, por lo visto, nos encanta y nos importa muy poco lo que suceda en otra parte del seto mientras no nos salpique.
Además nos dejamos influir por aquello que queremos oír y rechazamos de plano cualquier cosa que nos incomode (Iba a decir que nos saque de nuestra zona de confort, ¡pero odio esa frase!).
A pesar de todo ello vivimos un momento tecnológico increíble, un tiempo sin duda afortunado para los curiosos, para los historiadores y filósofos que ven cómo hay un punto de inflexión, el momento en la Historia comparable con los albores de la revolución industrial o del renacimiento urbano de occidente en plena Edad Media. También es un momento en el que los supuestos técnicos económico-científicos y algunos espabilados arribistas se empeñan en explicar lo que no saben y van de sorpresa en sorpresa cazando moscas con salva sea la parte y auto proclamándose expertos en lo que no tienen ni idea.
Pero lo que de verdad apasiona es comprobar los logros, las ventajas, el progreso que suponen muchas de las aplicaciones de la IA, de las tecnologías de uso de datos para nuestra vida cotidiana, el tiempo y la capacidad que ganamos a la hora de tomar nuestras decisiones, la mejora del trabajo y nuestra planificación colectiva.
Hemos tenido la suerte de tener una parte en el proyecto y consorcio encabezado por la Universidad de Alicante que, con un grupo de empresas, han creado una plataforma tecnológica de GeoInteligencia Artificial (GeoIA), dirigida tanto a organizaciones públicas como privadas. Esta plataforma está concebida para integrar, analizar y presentar datos de manera avanzada, facilitando la toma de decisiones estratégicas y ofreciendo soluciones prácticas a problemas complejos. Viene a ser un mapa de cada municipio donde se reflejan potencialidades, recursos, carencias, etc. sobre datos ciertos y objetivos. Una herramienta fundamental para la planificación del territorio y un arma útil para agilizar pasos y decisiones de las diferentes administraciones o responsables de los recursos públicos. Resolver problemas de la ciudadanía y facilitar las decisiones estratégicas de las correspondientes gobernanzas. Son tres años de trabajo de este proyecto apoyado por la AVI de la Generalitat Valenciana (con diferentes gobiernos) y de un trabajo en equipo que ahora es presentado, comunicado y ofrecido a pueblos y ciudades para hacernos la vida más fácil a todos.
No está mal que la IA se use en beneficio de la sociedad en general. Los avances siempre dan miedo, pero hay que reconocer sus ventajas, utilidades y seguir avanzando en crear un futuro mejor; es la obligación de todos.
Además, para destruir ya hemos demostrado que no necesitamos ayuda de nadie, nos las arreglamos solos. Haciendo amigos.
Mejor será aprovechar lo que nuestro propio conocimiento ha alcanzado y nos ofrece para crear cosas útiles.












Veo bien que te parezca bien la creación de la GeoIA cuando tantos hay y habrá que utilicen la IA para hacernos daño. Muy interesante tu artículo.
gracias, un abrazo, hay que sacar ventajas positivas del pogreso o solo nos queda llorar.