Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Palabreando

Findecurseando

Hoguera escolar del centro Pedro Herrero, Primer Premio 2025, en la que la APPA ha colaborado un poquito.

Es de ley, llega el fin de curso y los coles se ponen las pilas alcalinas porque amén de las notas, los informes, las competenciales, los PAP, los IFG, las reuniones de ciclo, de nivel, de padres y madres, los claustros, recogida de libros (mirar uno por uno para ver si valen para la Xarxa del año que viene en una especie de ITV para que el alumnado siguiente lo pueda recibir en condiciones), todo eso que nadie ve, también está la coña de «bueno «ahora dos meses de vacaciones», que no es cierto pero que no me voy a parar a explicar. Lo dicho, si me sales con la coña, vas, te apuntas a la carrera y te la sacas, y luego me cuentas.

Bueno, pues a pesar de todo eso, llega el momento que de un tiempo a esta parte se ha creado como una especie de obligación escolar que es la tontería de hacer la hoguera de fin de curso. Sí, así como lo oyen, una especie de competición a ver quién gana el primer premio porque hasta se puntúa. Llevo más de 25 años de docente y lo de estos últimos años es la repera. A ver, uno no es constructor de hogueras, de lo contrario no trabajaría en un cole, pero es que todo el mundo se ha venido tan arriba que hasta se han contratado profesionales del gremio para crear las hogueras de los coles. Esto ya es de juzgado de guardia. Antes los alumnos hacían muñequitos, o traían cosas de casa de las que no servían, o con cuatro cajas hacían algo manual, HECHO POR ELLOS Y ELLAS, y se quemaba la caja de los zapatos forrada y pintada con cualquier motivo y molaba. Ahora  no, ahora parece que lo que prima es contratar peña profesional para ver qué cole mola más. Es que sigo sin verle la gracia. Luego claro, te crean unas tradicionales y otras de vanguardia con cuatro palos, pero que el asunto es que el alumnado no ha participado en eso (no todos, en el mío lo hicieron ellos y obtuvo premio). Es como cuando se hace el típico concurso de dibujo y hay niños y niñas que no saben ni coger el lápiz y aparecen con un dibujo que ni Velázquez a su edad. Pero que dónde está la gracia. Y claro, luego, por supuesto, a llenar las redes de a ver quién ardió mejor, no del hecho de que tu alumnado sea el más brillante, no, no de eso no presumes, pero de la fiesta de la hoguera y todos y todas mojadas, que no quede sin subir a la red que molamos que lo petamos.

Y lo de protección de imagen, tanta chorrada de papeles y autorizaciones de a quién sí y a quién no se le puede sacar una foto que sufres en cada excursión por si a tal o cual no se le puede sacar, y ese día, venga, todo el monte es orégano, a subir fotos del momento en las redes con tu hijo o hija empapado y de fondo el resto del cole. Pero que a ti te da igual porque lo importante es ese momento histórico donde tu hijo o hija se mojaron con el bombero de fondo. Luego también, por supuesto, los comentarios acerca de lo buenorros que están los bomberos y los típicos chistes de las mujeres, que si fuera al revés otro gallo cantaría. Pero que bomberas yo en las últimas que he estado no había ninguna. Ahí la peña calla porque como, al fin y al cabo, las que supuestamente se quejan por machismo son ellas, pues cuando la tortilla se da la vuelta pues como que no hay queja alguna y hago la vista gorda y riega, riega, que el agua no llega.

Al fin y al cabo, todo se resume en una especie de quedar bien con el público. Aún así tampoco es muy de recibo que te pases todo el año inculcando hábitos saludables, comida sana, el peligro de las bebidas alcohólicas y, de pronto, para esa fiesta te aparece la peña como en un domingo de playa. Se montan la mesa, las sillas, la tortilla, la carne con tomate, las pizzas, patatas fritas o lo que sea y que no falte la cerveza, el vermut, el alcohol de todos los grados y lo que sea necesario; pues eso, los padres y madres dando lecciones a sus hijos e hijas, en un centro escolar, de lo que se puede o no tomar en según qué circunstancias. Sí, es día de fiesta, pero el alcohol quizá mejor fuera del cole.

Fuente: www.depositphotos.com

Siguiendo con el fin de curso, pasamos al momento graduación. Antes podía ir toda la familia, pero de un tiempo a esta parte pues como que necesitas entrada limitada al aforo del local y te suelen dar cuatro: padre, madre y dos acompañantes que pueden ser tus hijos, si hay hermanos, o elige familiares que aquí el momento ruleta rusa es importante porque si hay cuatro abuelos vivos, más padre y madre, más hijos e hijas… tienes un problema serio. Antes todo el mundo podía entrar y disfrutar, pero ahora parece que todo es más selectivo y al final la mitad de las butacas están vacías.

Las graduaciones que más molan son las del instituto. El viernes pasé por delante de una y no sabía si se casaban dos estudiantes o qué sucedía porque, bueno, impresionante la peña cómo iba de arreglada. A ver, que no dejan de ser alumnos y alumnas menores de edad. En mi época, a esa edad, si llevabas una chaqueta Kharu y una camisa de alguna tienda de Galería Castaños ya ibas de lujo. Pero es que ahora no, ahora no sé si han adelantado la Nochevieja de este año, si estoy en una boda, en una presentación de algún acto cultural o yo qué sé. Que la peña se gasta un dineral a pesar de que la mayoría siguen siendo menores. ¿Es que no pueden ir vestidos como niños y niñas?, ¿tanta prisa hay por crecer?. Lo cierto es que todos y todas parecen mayores de edad y los aspectos son impresionantes pero quizá no es necesario crecer tan rápido aunque todos y todas tengan Facebook, Instagram o Tik Tok. De todos modos da igual porque si no tienen esas redes ya se encargan sus adultos de subir a las suyas esas instantáneas que, por cierto, casi nunca imprimirán, y se perderán entre las cinco mil fotos almacenadas en el móvil. Antes se revelaban solo doce, pero tenías doce. Hoy tienes doce mil y nunca llegarás a verlas ni a disfrutarlas, pero te hiciste un selfie; ¿Cuántos tienes?

En fin, un rollo esto de las aplicaciones que, por cierto, es un atraso o un negocio redondo. Lo digo porque cada vez es más normal que si quieres acceder a una de tus aplicaciones bancarias, o de la misma Conselleria u otras varias, para poder entrar a realizar cualquier tipo de actividad, si lo haces desde el ordenador te dicen que te ha llegado un mail al móvil para que metas el código para poder consumar la acción. Y encima es con una cuenta atrás. Vamos, que si no tienes el móvil a mano no puedes acceder a muchas de tus aplicaciones o dispositivos, con lo cual se da por supuesto que has de tener varios dispositivos y tenerlos cerca y vinculados, porque de lo contrario no hay tu tía. Como el hecho de estar cambiando cada dos por tres de contraseña por seguridad. A ver, si fuera un banquero famoso, o alguien importante, pues bueno, pero es que tengo una libreta donde apunto todas la veces que he cambiado de contraseña para recordar la última que, entiendo, en dos meses me volverá a pedir que la cambie y como ahora tienen que tener letras, números, datos alfanuméricos y que no coincida con alguna ya creada que uno pensaba que su nombre era único y al parecer hay tropecientos iguales, pues es más complicado crear una contraseña que encontrar una aguja en un pajar. En el fondo uno no termina más que siendo un dato anónimo en un mundo digital.

Y hablando de anónimos y no digitales, y de coles, y sin tener que entrar en hogueras, la iniciativa del  CEIP Manjón Cervantes, del San José Hijas de la Caridad y del maravilloso colegio San Juan de la Cruz (yo cursé toda mi primaria ahí, lo recomiendo, uno de los mejores coles del mundo mundial) con el lema de “NUESTRO BARRIO LIMPIO, Únete a nosotros, juntos lo conseguiremos» con los propios alumnos y alumnas concienciando a la ciudadanía a pie de calle me parece una iniciativa fabulosa. Felicidades y a seguir con ese reto.

Por cierto y hablando de retos, llega un momento en el que los patineteros se están pasando de la raya, ¡pues no me pita uno que venía en dirección prohibida! A ver, Barcala, patinetes para la tercera edad, pero creo que te estás dejando de lado las normas de toda esta peña, a ver si te lo tomas como reto para que no se lleven a nadie por delante.

Por cierto y para acabar, lo de las hogueras escolares me parece genial, pero no termino de entender que niñas de sexto curso, según me cuentan, tengan que ir a mojarse en biquini tanga en un centro escolar. Creo que igual que no te dejan entrar sin camiseta a según qué establecimientos u organismos, el que niñas de doce años estén en tanga en un centro escolar pues no sé, no sé si compararlo con no vender bebidas a menores. Quizá me acusen de antiguo, de estar en contra de la libertad y todos esos rollos feministas, no sé, van al pediatra porque es el médico de los y las niños y niñas. Quizá los padres y madres, en lugar de estar bebiendo alcohol en la fiesta, debieran estar a otras cosas. Pero lo dicho, uno ya es muy viejo y quizá tenga otra perspectiva.

Canción, No tocarte. de Radio Futura.

Libro, Crimen y castigo, de Dostoyevski.

En fin, que ustedes lo lean, lo pasen y  lo paseen bien.

Bruno Francés Giménez

Escritor de serie B.

2 Comments

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    • Para artículo culturalmente impresionante el tuyo, si es que donde hay raíces culturales brotan paisajes de impresionante educación y sabiduría y diré que el desconocimiento en este caso es una virtud de aprendizaje. Maestro donde los haya. Un abrazo maestro aunque sirvan todas las redundancias.