Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Balones a la olla

Enrique, ¿qué te pasa?

Enrique Ortiz. Fotografía: Ernesto Caparrós.

Sábado, veintidós de marzo, inicio de la primavera, dicen que la sangre altera, pero da igual, en el entorno herculano todos estamos alterados en cualquier época del año. El Hércules va ganando de penalti en el Alfonso Murube de Ceuta, con el tiempo cumplido y con cinco minutos para el final como descuento. Bien es verdad que el portero, Carlos Abad, había hecho cuatro o cinco intervenciones salvadoras y de verdadero mérito a lo largo del encuentro.

Un familiar directo se me acerca, mira el televisor y me dice: «Va ganando el Hércules, ya está».

Yo le respondo: «Queda lo peor, con el Hércules nunca se sabe».

Cuando apenas resta un minuto, en el último suspiro, en la última exhalación, se bota un córner, cabezazo de un contrario y empate. Dos puntos al garete y la posibilidad de volver a ocupar la quinta plaza y estar en los puestos de promoción de ascenso también. Con esta contrariedad son ya catorce los puntos que el Hércules ha dejado escapar en los últimos minutos de un partido esta temporada, no sabiendo ni pudiendo amarrar el resultado. Una locura pensar dónde estaríamos en la clasificación solamente con la mitad de ellos. Y a sangre caliente, de forma totalmente intencionada, me siento en el ordenador, para mañana ya es tarde.

Se me viene a la mente una canción del malogrado Manolo Tena, y con rabia y amargura, mitad ironía, mitad mala leche, para desahogarme no se me ocurre otra cosa que alterar la letra de una de sus canciones icónicas, que es casi un himno, una liturgia.

Tengo un club venido a menos
y tengo un entrenador que no sabe calibrar.

Tengo un equipo que no sabe ganar
Y tengo un secretario técnico que no sabe acertar.

Tengo una plantilla estropeada
Y tengo un delantero centro que no marca.

Tengo un central que no sabe marcar
y un lateral que las deja todas pasar.

Menos mal que el portero no deja de parar.

Todos me dicen: “Enrique, ¿qué te pasa?"
Y yo no sé qué contestar.

Todos piensan que estoy triste
Desde que Quique Hernández se fue de casa.

Y me preguntan “Enrique, ¿qué te pasa?”
Y yo no sé qué contestar.
Y yo no sé qué contestar.

Tengo el Blues de los juzgados
Y varios asesores que no aciertan.

Tengo un técnico que no sabe afinar
Y un equipo que no sabe llegar hasta el final.

Todos me dicen “Enrique, ¿qué te pasa?”
Y yo no sé qué contestar.
Y yo no sé qué contestar.

Todos me dicen que estoy triste
desde que no sabemos aguantar fuera de casa.

Y me preguntan “Enrique, ¿qué te pasa?”
Y yo no sé qué contestar.
Y yo no sé qué contestar.

Tengo un estadio destartalado
Y una tristeza que no puedo ocultar.

Tengo una afición que me da el tostón
y esta locura que no puedo parar.

Todos me dicen “Enrique, ¿qué te pasa?”
Y yo no sé qué contestar.

Todos me dicen que estoy triste
porque no volvimos a ganar,
pero por algo será, yo no lo quiero dejar.

Y me preguntan qué nos falta
Y yo no sé cómo acertar.

Le pregunto a Paco Peña y se echa a llorar
Le pregunto a Torrecilla y se pone a dudar.

Todos me dicen “Enrique, ¿qué te pasa?”
Y yo no sé qué contestar.
Y yo no sé que contestar.

Y ahora un poco más en serio. Desde el análisis, algo le pasa a un equipo de fútbol que encaja un gol en los primeros cinco minutos durante muchos partidos. No solamente de forma excepcional u ocasional. Responde a algo. También algo le pasa a un equipo de fútbol que podría casi liderar la tabla y que ha perdido catorce puntos casi siempre fuera de casa en los últimos diez minutos de partido.

Enrique, ¿qué nos pasa? Porque yo, tampoco sé qué contestar.

Diego Ferrándiz

Se puede ser de equipos muy grandes, muy famosos, ganadores de muchos títulos, pero nosotros somos del Hércules. Modestia y orgullo pueden ir de la mano. En nuestro corazón habita ese pálpito blanquiazul. Sentimos al Hércules, como sentimos la Explanada, el Postiguet o la Cara del Moro. Macho Hércules.

2 Comments

Click here to post a comment

  • Borrón y cuenta nueva. Desde ahora se acabó encajar ni al principio ni al final y… tampoco en medio. Es muy fácil, Enrique… y sabrás qué contestar. Y tú, Ferrándiz, encontrarás nuevos versos para hacer loas al renovado Hércules. Un cordial saludo.