Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

El papa Francisco ni es de izquierdas ni de derechas

Papa Francisco (Fotografía: Perfil de la Oficina de información del Opus Dei en Flickr).

Creo sinceramente que, durante el pontificado del papa Francisco, nada ha cambiado esencialmente en la doctrina de la Iglesia hasta el punto de que el tan publicitado Sínodo de la Sinodalidad pasó con más pena que gloria y, como no podía ser de otra manera, en nada cambió la doctrina sobre el celibato sacerdotal o la posibilidad de que las mujeres pudieran aspirar al sacramento del sacerdocio. Y, por lo que respecta a las bendiciones que el ‘progresista’ pontífice iba a derramar sobre los homosexuales, todo quedó en lo que tenía que ser, en consonancia con las Sagradas Escrituras, la tradición cristiana y la doctrina emanada del magisterio de la Iglesia. El papa bendice a gays y lesbianas individualmente y, en el caso de las parejas, siempre y cuando convivan como hermanos o hermanas, pero nunca justificando relaciones sexuales íntimas, que la Iglesia sólo legitima en las parejas heterosexuales, casadas como Dios manda y siempre con la exigencia de que busquen el fin esencial: la creación de una nueva  vida, un nuevo ser al que marido y mujer aportan el cuerpo y Dios el alma.

La Iglesia es la primera en defender los derechos de los homosexuales, todos los derechos en igualdad absoluta con los que tienen los heterosexuales. Nada de discriminaciones. En todos los países del Occidente tradicional, conformado por los principios de la civilización grecorromana y cristiana, se ha legislado en consonancia  con el principio de igualdad, principio que no se respeta en multitud de países de religión musulmana con los que se solidarizan numerosas formaciones políticas de izquierdas que celebran, justamente, el Día del Orgullo Gay, pero, al mismo tiempo, cometen el sacrilegio, mental y moral, de alinearse globalmente con naciones donde los homosexuales son perseguidos criminalmente.

El papa Francisco, como buen argentino, tiene un don, que a veces puede convertirse en defecto, el verbo, la palabra fácil y sobreabundante. Como también tiene el don, o defecto, de la espontaneidad, en muchas ocasiones, ante los medios de comunicación que le acompañan en sus viajes misioneros, ha dicho cosas que pueden sonar como ‘progresistas y de izquierdas’ cuando la realidad es que, bien examinadas, son su forma de mostrarse simpático y dicharachero. Si a eso añadimos su indudable apertura a recibir en el Vaticano a personalidades mundiales de todas las ideologías, muchas de ellas incompatibles con el cristianismo en aspectos fundamentales, puede generarse la sensación de que estamos ante un papa de izquierdas.

El pontífice Francisco ni es de izquierdas, ni es de derechas, ni es de centro. Es simplemente el sucesor de san Pedro, al que Jesucristo encomendó la dirección de su Iglesia. Pedro es la piedra sobre la que se construyó la Iglesia, cuyos tres pilares son la Biblia, la Tradición y el Magisterio. El papa ha de velar por la pureza de la doctrina y tiene la responsabilidad de poner al día el funcionamiento de los órganos rectores de la institución, a todos los niveles, teniendo en cuenta siempre que se trata de un ente jerárquico, característica a la que no puede renunciar sin traicionar la voluntad de su fundador Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.

Se le acusa, en ciertos medios, de ser de izquierdas. ¿Qué es ser de izquierdas? ¿Decir las tonterías que grita la vicepresidenta primera (!!!) de España, María Jesús Montero, sobre la presunción de inocencia o sobre las universidades privadas en las que, por cierto, han cursado estudios el presidente (copión) Sánchez y vario(a)s ministro(a)s de su Gobierno sometido al fugado golpista Puigdemont? ¿Es de izquierdas decir un día que la amnistía es anticonstitucional y al día siguiente sostener lo contrario? ¿Es de izquierdas aliarse con herederos y defensores de ETA, como Bildu, y con separatistas vascos de ultraderecha, con raíces racistas? Eso no es ser de izquierdas. Ser humanos y comprometidos con la justicia distributiva es ajustarse a la Doctrina Social de la Iglesia, la de Jesucristo, el que dijo que a los ricos egoístas e insolidarios les iba a ser imposible entrar en el reino de los cielos. No se puede servir a Dios y al dinero. Un gobierno de izquierdas, de derechas y de centro, un gobierno para todos, tiene que legislar contando con todos. Si hay que subir el salario mínimo, se sube, y si hay que reducir la jornada laboral, se reduce, pero dialogando con todos y dejando que se expresen sindicatos y patronal, con un gobierno que media para acercar  posturas y lograr lo más justo. Lo que no se puede y no se debe hacer, desde el gobierno y de forma zafia, es enfrentar a empresarios y trabajadores, a ricos y pobres, a universidades públicas y privadas. Eso es de catetos. Hay que gobernar para todos. Un justo régimen fiscal tiene que grabar más a las grandes fortunas en aras de la justicia social, garante del bienestar de todos.

El papa, como la Iglesia, es para todos, ricos y pobres, de unos partidos políticos y de otros, menos de los que libremente decidan excluirse. Y si el papa, en algún momento, comete un error, humano es y tendrá que retractarse. Porque él, como ningún otro, tiene que ser otro Cristo, camino, verdad y vida. “Sed perfectos como mi Padre es perfecto”, dijo Jesús a sus discípulos. Nosotros, todos (también los miembros del Gobierno), si no podemos ser perfectos, al menos no hagamos el ridículo dando patadas a un mínimo comportamiento inteligente, digno y honesto.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

1 Comment

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  • Un abrazo, Don Ramón Gómez Carrión, y gracias por recordar que homosexuales y heterosexuales somos iguales en derechos, además de recordarnos que ser rico no es pecado a diferencia del pobre egoísta y del rico egoísta…
    Feliz resurrección cada día en la solidaridad y el Amar… Pedro Jesús Silvestre (Pedro J.)

    PD: Necesito saber cómo Jesucristo estableció jerarquía entre sus discipulos en la incipiente Hermandad de la Iglesia pionera y perseguida…