Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

EL ninot de la mano en el fuego

Imagen generada con ChatGPT.

—Traigo dos noticias. ¿Por cuál empiezo?

—Por la mala.

—Pero… ¿Por cuál de las dos?

De un tiempo a esta parte, parece que ya no es sólo el ciudadano el que se desayuna con desagradables noticias llegadas de todos los puntos cardinales, sino que en la mismísima esfera gubernamental el cartero no deja de llamar con incontables capítulos de una asombrosa serie. No hay nada nuevo bajo el sol, pues los casos de malas prácticas —eufemísticamente hablando— florecen con facilidad en torno a las fuentes de poder donde se decide con la mano izquierda, todo “underground” como mandan los cánones.

Vivimos —por lo menos de momento— en un país cuyo sistema permite la iniciativa de los contrapoderes, ¡y que Montesquieu siga acordándose de nosotros! Con la suerte del cuarto poder, que es la prensa, la luz se acerca paulatinamente a aquellas oscuridades que tapan vergüenzas de toda índole. Sin nombrar a nadie, vemos a portavoces de un ejecutivo multiplicando sus consignas “cortafuegos” a medida que se van acumulando indicios convergentes en tal o cual asunto. Lo que más se lleva es aquello de: «pondría la mano en el fuego por Fulano…”, seguido de la palabra repetida a ritmo sincopado de tango: “¡fango, fango, fango!”, añadiendo al estribillo: “¡bulo, bulo, bulo!” que rimaría con otra palabra… ¡Cuántos ninots haciendo cola!

Los hechos delictivos son más difíciles de maquillar que algunos rostros de actores, sobre todo cuando se deduce que el maquillador de turno procedía de una funeraria. Lo cierto es que infundir rasgos de humanidad a un perverso narcisista —por ejemplo— es ardua tarea. Una cara dura resulta costosa.

Son vientos y mareas que no cesan, con los personajes del poder dándose la mano para no soltar ni prendas ni prebendas. Y más abajo de los despachos y moquetas, el llamado “pueblo”, o la “gente”, o los “ciudadanos”, y en todo caso los contribuyentes, electores felices o sufridores de turno.

Menos mal que ahora el verano climatológicamente perverso (él también) lo va a recubrir todo con su espeso manto de calor y farniente, y a la vuelta, todos amnésicos.

Hasta a un servidor se le ha olvidado la conclusión. Lector, ten piedad.

Carlos Galiana Ramos

Retrato de Carlos Galiana Ramos, un acrílico sobre lienzo, obra de Rosa Martínez Guarinos.

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