Una de las cosas que nos encontramos a lo largo de la historia son innumerables mitos y leyendas que, con el paso del tiempo, se han arraigado en la mente colectiva como hechos verídicos en un alarde de ingenio y fascinación en la mayoría de los casos y donde nos encontramos muchos “hechos históricos” son falsos distorsionando la verdadera realidad histórica y como las narrativas pueden ser manipuladas para servir a intereses particulares, solo hay que ver nuestro pasado a través de ojos de ingleses, holandeses, belgas y comprobaremos que no hemos sabido gestionar bien nuestro marketing nacional.
Pero ahora me gustaría empezar por algo más simple y cordial como es el mito de Colón y el huevo, una de las anécdotas históricas más conocidas y repetidas. Esta historia sostiene que Cristóbal Colón, durante una cena en la corte española apadrinada por el cardenal Pedro González de Mendoza, resolvió un hecho propuesto por sus detractores: hacer que un huevo se pusiera de pie sobre una superficie plana. Colón tomó el huevo, lo golpeó ligeramente por uno de los extremos, lo que lo acható, y permitió que se sostuviera con lo que Colón no solo demostró su ingenio, sino que también humilló a sus críticos y aseguró la financiación para su viaje a América.

Esto nada más que es una anécdota que se ha transmitido en generaciones pero que es de cultura popular. La realidad suele ser más compleja y menos glamurosa, ya que la anécdota del huevo no tiene ningún fundamento histórico y ha sido desacreditada por numerosos historiadores. Sin embargo, los primeros registros escritos de la historia del huevo de Colón datan de mediados del siglo XVI, casi un siglo después del supuesto incidente, apareciendo de una manera inconsistente y sin ofrecer detalles específicos sobre el lugar, fecha o los testigos presenciales del evento. ¿Se hizo una fiesta apadrinada por el cardenal? Unas veces se menciona un banquete, otras veces una reunión más informal. Se cuenta que había nobles pero, ¿quiénes? ¿Fue en Sevilla o en otro lugar? Tampoco se sabe la fecha del acto. Unos dicen que fue cuando regresó de su primer viaje a las “indias” descubriendo América y otros que fue antes de su partida. Los detalles son tan vagos que es difícil saber qué pasó realmente.
Con el tiempo, la leyenda se ha convertido en un símbolo del ingenio y la perseverancia de Colón, justificando su papel en el descubrimiento de América. La leyenda del huevo de Colón también la recoge Martín Fernández de Navarrete en 1954 reproduciendo un texto del historiador Bossi, y a su vez por Teodoro Bry, un librero y grabador que se estableció en Frankfurt en el año 1570.
La leyenda dice así:
“Entre las fiestas con que obsequiaron a Colón los grandes de la corte, cuando volvió del primer viaje, fue una el banquete que le dio el cardenal Pedro González de Mendoza. El almirante ocupaba el primer lugar y conversando durante la comida uno de los grandes sostuvo que si Colón no hubiera descubierto el Nuevo Mundo no habrían faltado hombres de talento y habilidad para ejecutar la misma empresa. Entonces Colón tomó un huevo y preguntó si alguno de los que estaban presentes sabría hacer que se mantuviera derecho sin ningún apoyo. Nadie pudo conseguirlo y Colón aplastando de un golpe los extremos del huevo logró que se mantuviese derecho sobre la mesa”.
Existen varias razones por las que la historia del huevo de Colón se hizo tan popular. En primer lugar, se trata de una anécdota sencilla y fácil de recordar, que ilustra de manera clara una idea sobre la capacidad de encontrar soluciones ingeniosas a problemas aparentemente insolubles. En segundo lugar, la historia sirve para ensalzar la figura de Colón, presentándolo como un hombre inteligente y astuto, capaz de superar cualquier obstáculo. Además, pudo haber sido creada para justificar el apoyo que los Reyes Católicos brindaron a Colón. En una época en la que la financiación de expediciones marítimas era arriesgada, demostraba que Colón era un hombre digno de confianza y que sus ideas eran estimables.

La historia del “huevo de Colón” es un claro ejemplo de cómo los mitos y las leyendas pueden arraigarse en la conciencia colectiva y perdurar a lo largo del tiempo. A pesar de su popularidad, esta anécdota no tiene ningún fundamento histórico y ha sido desacreditada por numerosos estudios pero nos tenemos que quedar que este, como otros hechos, nos enseña la importancia de ser críticos con la información que recibimos y de no tomar como ciertas todas las historias que nos cuentan.
Lo que sí tenemos claro es la imponente estatua que hay en La Cartuja (Sevilla) en el parque de San Jerónimo, «Nacimiento de un Hombre Nuevo», de 32 metros de alta, conocida popularmente como ‘El huevo de colón’. Es la mayor escultura de bronce que hay en la capital andaluza y se encuentra dentro de un huevo de 45 metros de altura realizado por el escultor ruso Zurab Tsereteli.
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