Descubriendo la Bodega 19 Añadas.
En lo alto de Cehegín —primera Maravilla Rural de España en 2019 y pintoresco rincón de la región de Murcia—, enclavada en un valle donde el tiempo parece detenerse y la tierra arcillosa respira con la cadencia de las estaciones, rodeada de olivos, viñas y almendros, se encuentra una de las bodegas más pequeñas de España, la Bodega 19 Añadas. Cada botella, elaborada de forma artesanal, refleja el esfuerzo de su gente y el vínculo con la tierra. Aquí el vino es más que sabor, es pasión embotellada, el testimonio vivo de un romance entre la naturaleza y el tiempo, entre la paciencia y la pasión.
Desde la primera cepa plantada, los viñedos han seguido el compás de la Luna. La siembra no se marca en el calendario, sino en el cielo, esperando la fase exacta para que la energía de la Tierra y la savia de la vid se fundan en un acto silencioso. En la luna nueva se siembra la promesa de lo que vendrá; en creciente, las raíces se aferran con fuerza a la arcilla rojiza que les da carácter; en llena las uvas beben luz de la noche para transformarla en dulzura y en menguante la viña reposa soñando con la próxima cosecha.
Pero si hay algo más valioso que la tierra y la Luna son Juani y Salvador, una pareja encantadora que ha convertido su amor por el vino en una experiencia única para todos aquellos que tienen la suerte de visitarlos.
Juani, con su calidez y sonrisa contagiosa, y Salvador, con su sabiduría y conocimiento del arte vinícola, han creado un ambiente acogedor donde los visitantes se sienten como en casa. Su modesta bodega está llena de historia y amor, reflejando la esencia de su trabajo. Cada barrica destila pasión y dedicación en cada gota de vino.

Aunque el verdadero espíritu de Diecinueve Añadas no está solo en su tierra fértil, sino en el alma de su gente. Aquí el vino se cultiva con risas, con abrazos y con la certeza de que cada cosecha es un nuevo capítulo de una historia de familia. La risa es parte del proceso, tanto como el sol y la lluvia. Por eso, quienes visitan la bodega encuentran más que barricas y viñedos. Descubren terapias de amor, de conexión y de felicidad. Desde la risoterapia, donde las carcajadas resuenan entre las vides como un canto a la vida, hasta los encuentros familiares donde el vino se convierte en el lazo que une generaciones.
Las fiestas en Diecinueve Añadas son un homenaje a la tradición y al gozo de vivir.
La fiesta de la vendimia es una celebración con sabor a tradición, donde los corazones reviven el alma de los viejos campos. Las faldas largas, los pañuelos en el cabello y las camisas de lino visten a quienes rinden tributo a la Tierra, mientras en el aire resuenan cantos y brindis que huelen a uva y memoria.
Cada copa de Diecinueve Añadas guarda el eco de estas celebraciones, el calor de una familia que ama lo que hace y la esencia de una tierra que nunca deja de abrazar a quienes la cuidan. Brindar con este vino es brindar por la vida misma, por la alegría compartida y por el amor que, como un buen vino, solo mejora con el tiempo.

Entre sus creaciones destacan dos vinos que han conquistado el paladar de los entendidos: Arte de Dama y Paraje Vizcaíno.
Arte de Dama es un vino que evoca la elegancia y la sofisticación. Con un bouquet floral, notas frutales y delicados toques de madera, este vino de color rubí brillante es un homenaje a la belleza y la delicadeza. Juani y Salvador han puesto su corazón en cada botella asegurándose de que cada sorbo sea una experiencia memorable.
Por otro lado, Paraje Vizcaíno es un vino color cereza brillante que refleja la esencia del terruño. Con sutiles notas de madera, zarzamora, monte bajo y la delicada presencia de la Monastrell, convierten este vino en un viaje a través de los paisajes que rodean la bodega y en él han logrado capturar la esencia del lugar en cada barrica, ofreciendo a los degustadores una conexión auténtica con la Tierra.
Visitar la bodega de Juani y Salvador es más que una simple cata de vinos; es una experiencia que invita a la conversación, a la risa y la vida se celebra copa a copa. Su pasión por el vino y su hospitalidad hacen que cada visita sea inolvidable. Así que, si alguna vez te encuentras en la región, no dudes en hacer una parada en esta bodega con alma. Saldrás con una sonrisa, un corazón rebosante de alegría y, por supuesto, una botella de Arte de Dama o Paraje Vizcaíno en la mano.
Por muy buena que sea la Bodega 19 añadas y por maravillosos que sean Juani y Salvador, tu artículo los ha superado.
Gracias, Ramón.
Un abrazo.
Un abrazo.
!Qué bonico lo has contado!
Es tanta la sensibilidad que has puesto en el artículo, que quiero pensar que te transmitimos esa fantasía.
De una manera u otra, gracias por entenderlo así, gracias por acordarte de nosotros, y gracias de nuevo por haber estado tan bonica en la redacción.
Un beso
Salvador
Querida Belén:
Lo primero, ¡enhorabuena!
Nos has conducido por esas tierras murcianas, por ese esfuerzo para conseguir la vid precisa, por esas manos y ese corazón que Juani y Salvador dejan en cada detalle y hasta hemos saboreado contigo Arte de Dama y Paraje Vizcaíno, ¡un reportaje redondo!
Un abrazo, compañera.