Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Construir, no gritar

Imagen de DJV (Fuente: www.depositphotos.com).

Vivimos en una era donde las ideas se enfrentan constantemente y, en muchos casos, el ruido eclipsa la razón. El mundo del software de código libre y del software de código cerrado no es una excepción. Basta con asomarse a cualquier foro o red social para encontrar comentarios despectivos contra, por ejemplo, Microsoft, Windows, contra quienes usan programas comerciales o “no libres”. Se ridiculiza, se insulta, se desprecia. Tanto de un lado como del otro, fanatismo hay en todas partes. Pero en medio de todo ese griterío, conviene hacerse una pregunta sencilla:

¿Qué han construido aquellos que más gritan?

Porque no es más “revolucionario” quien grita más fuerte, sino el que construye algo que le sirve y/o ayuda a los demás.

Un breve apunte: ¿qué es software libre, open source, FLOSS, FSF?

  • Software libre es aquel que respeta la libertad del usuario: puedes usarlo, estudiarlo, modificarlo y compartirlo.
  • Open source significa que el código está abierto y accesible, aunque no siempre se centre en los ideales éticos del software libre.
  • FLOSS (Free/Libre and Open Source Software) es un término inclusivo que engloba ambos enfoques.
  • FSF: Siglas de Free Software Foundation, organización creada por Richard Stallman para promover el software libre.

Ni ídolos, ni banderas: solo coherencia

Antes de continuar, quiero dejar claro que no estoy aquí defendiendo ni atacando a nadie. Ni a Microsoft, ni a Windows, ni a Apple, ni a Stallman, ni a Torvalds… a nadie. Lo que defiendo es la libertad, la ética, el civismo y la coherencia.

Yo amo el software libre y utilizo FLOSS en más del 90 % de mi actividad diaria. Pero no soy un fanático. No necesito insultar a nadie para argumentar. Si algo es bueno, se puede demostrar con hechos, no con desprecios. Si quiero convencer a alguien, lo hago mostrando ventajas reales, no burlándome de sus elecciones. Y lo digo con conocimiento de causa. He sido usuario durante muchos años tanto de Windows como de Linux y sé que ambos sistemas tienen errores: desde pequeños hasta catastróficos. Me hace gracia esa gente que habla de Linux o de Mac como si fueran seres mágicos, infalibles, entes celestiales que no funcionan con ceros y unos, sino con polvo de estrellas. No. Linux, Mac y otros también fallan. Tienen bugs, problemas de compatibilidad, errores humanos y limitaciones, como cualquier otro sistema. Idealizar una tecnología es tan absurdo como odiarla.

FLOSS: libertad, responsabilidad y sentido común

Por supuesto, el software libre ha sido —y sigue siendo— una revolución en sí misma. Gracias a GNU, Linux, Firefox, LibreOffice, GIMP y tantos otros proyectos, hoy existen alternativas reales, poderosas y gratuitas a casi cualquier software privativo. Quien quiera aprender, colaborar, programar o simplemente usar, tiene un universo de herramientas al alcance de la mano. Y eso es extraordinario. Y sí: en el ámbito público, especialmente en la educación, debería priorizarse el uso de FLOSS. Por ética, por economía, por independencia tecnológica. ¿Por qué seguir invirtiendo en licencias cuando existen soluciones abiertas, auditables, adaptables y comunitarias?

Ahora bien, la libertad mal entendida también puede convertirse en dogma. Hay personas que atacan a quienes usan software al que despectivamente llaman “privativo” (yo prefiero llamarlo closed source), pero ni siquiera comprenden el código que defienden. Critican sin haber aportado nada. Exigen pureza, pero luego usan herramientas que contradicen sus propios principios. Un buen ejemplo es la historia del kernel HURD, impulsado por GNU bajo la bandera de la “libertad total”. ¿Por qué nunca llegó a buen puerto? Porque estaba tan cargado de filosofía extrema, tan alejado de la realidad técnica, que se volvió inviable. Décadas de desarrollo… sin resultados funcionales. En cambio, Linus Torvalds, con un enfoque más práctico, creó el kernel Linux él solito. Y con la colaboración global, hoy lo usan desde la NASA hasta Hollywood, desde universidades hasta servidores de la propia Microsoft. La diferencia no fue ideológica, fue de resultados.

Y aquí surge otra pregunta necesaria: ¿Quién sigue hoy día al pie de la letra la filosofía de la FSF?

¿Quién, más allá del propio Stallman? En el mundo real, esa visión absoluta es simplemente inviable. Las distribuciones 100 % libres apenas sirven para tareas específicas. Y lo más irónico: muchos de los que gritan por la pureza del software libre usan YouTube, redes sociales, smartphones con Android, navegadores con DRM y closed source. ¿Coherencia? Poca.

Fuente: www.depositphotos.com.

Preferencias peligrosas y absurdos cotidianos

Una de las cosas más absurdas que he vivido en estos años es ver a gente usar software pirata infectado de malware, teniendo a su alcance alternativas FLOSS perfectamente funcionales. Pero como “no es lo que usan sus amigos”, o “no es lo que sale en YouTube”, prefieren correr el riesgo. Les da igual que les roben sus datos, o que su equipo se vuelva una bomba. En lugar de probar LibreOffice, por ejemplo, se descargan un Office crackeado lleno de troyanos. Pero bueno… ese ya es tema para otro artículo.

Otra situación absurda —y demasiado frecuente— es ver a alguien pedir ayuda con un problema específico en Windows, y recibir de alguien la respuesta: “¡Usa Linux!”. O peor aún: “Yo uso tal distro y no tengo ese problema, jajaja”. Este tipo de comentarios no solo son inútiles, sino que además entorpecen el propósito de una comunidad de ayuda y provocan que haya personas que se sientan decepcionadas y huyan. Flaco favor a la supuesta Comunidad Abierta. Si no sabes resolver el problema, simplemente pasa de largo. Ya habrá otra persona que sí pueda aportar algo real.

Y hago aquí un pequeño inciso realista: me pregunto yo algo, ¿los equipos informáticos del ayuntamiento de mi localidad… estarán cifrados? Lo dudo mucho. Me atrevería incluso a decir que usan software sin licencia. Así de mal están las cosas en muchos entornos públicos, donde la falta de cultura digital va de la mano con la falta de sentido común y… otras cosillas.

Dos modelos legítimos

El software libre y el software propietario no son enemigos. Son modelos diferentes con propósitos distintos y pueden —y deben— convivir. Uno prioriza la apertura, el acceso al código y la colaboración; el otro prioriza la estabilidad comercial, el soporte y la experiencia cerrada. Ambos han dado al mundo herramientas útiles, potentes y transformadoras.

Adoptar un modelo no implica atacar al otro. Y valorar a Microsoft, o usar Windows, no convierte a nadie en traidor de ninguna causa.

Está bien debatir. Pero hoy se debate hasta lo obvio

No se trata de aceptar todo sin crítica. Está bien debatir. Es lo ideal. El debate, cuando es con argumentos y respeto, permite crecer, aprender, pulir ideas y construir soluciones. Discutir, en cambio, no sirve. Discutir es hablar para ganar. Debatir es hablar para comprender. Pero es que hoy día se debate —o se discute, mejor dicho— si la Tierra gira o si el fuego quema. Se llega al absurdo. Se niegan evidencias solo por llevar la contraria, por “diferenciarse”, o por alimentar un ego digital. En ese entorno, ni el software libre ni el privativo tienen futuro. Solo lo tiene la confusión.

Una reflexión que va más allá del software

Este fenómeno no es exclusivo del mundo del software. Lo vemos también en otros ámbitos: en el activismo animalista, donde algunos veganos extremistas atacan con violencia verbal e incluso física a quienes piensan distinto; en los debates políticos, donde el insulto reemplaza al argumento; en movimientos que se autoproclaman éticos mientras señalan con odio. Y mucha gente cae en el whataboutism, el arte de justificar lo injustificable.

Hemos confundido principios con dogmas, y el activismo con la agresión. Nos hemos acostumbrado a pensar que quien más grita tiene más razón. Pero eso es falso. Porque, como ya dijimos, no es más revolucionario quien grita más fuerte, sino quien construye algo que sirve y/o ayuda a los demás.

Conclusión: construir, no gritar

Seamos claros: no hay mérito en el insulto, ni revolución en el desprecio. Las verdaderas transformaciones las hacen quienes aportan, quienes construyen, quienes ayudan a que otros avancen. Y en eso, tanto el software libre como el propietario han sido fundamentales. Cualquier otra cosa es odio, envidia, y eso es muy peligroso. Ojalá dejemos de lado el ruido y abramos paso a un debate sereno, donde el respeto y la colaboración sean los verdaderos motores del cambio. Porque si de verdad queremos transformar la tecnología —o la sociedad— para bien, no basta con gritar:

Hay que construir. No solamente software, sino un país digno, un mundo libre, un mundo en paz.

MiLo Casellas

Autodidacta consumado y eterno aprendiz. Me encanta crear, con pasión y dedicación, siempre dando el 101 % en todo lo que hago. Actualmente, estudio el acceso al grado superior en el CEA Altiplano Jumilla, para posteriormente continuar con un grado en Programación Web.

7 Comments

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    • Gracias, Ramón, por tus palabras; significan mucho para mí. Seguiré construyendo, compartiendo, como sigo diciendo buenos días al entrar a un local, aunque solo me respondan uno de cada cien. Comentarios como el tuyo son precisamente esas pocas respuestas que hacen que todo valga la pena.

  • La gente que entra en los foros pidiendo ayuda con Windows, cuando ha pagado y debe tener soporte directo de Microsoft… ah claro, si no han pagado, pues claro, vaya tela.
    La gente que entra en los foros exigiendo ayuda, sin dar detalles o sin haberse molestado primero en buscar la solución, cuando la duda ha sido resuelta muchas veces, pues tela también.
    Decir «en mi distro funciona» no es mal comentario, ayuda a saber si un problema de un software específico, o se trata de compatibilidad/configuración en la propia distro. A veces no puedes aportar una solución, pero sí descartar posibles causas. La comunidad se construye como un bazar 🙂

    I use Arch, btw.

    • Las personas que usan Windows —con o sin licencia— también tienen derecho a tener comunidades, compartir experiencias, ayudarse entre ellas. ¿O es que las comunidades solo están permitidas si se usan ciertos sistemas? Porque Red Hat, por ejemplo, también tiene soporte oficial, y sin embargo hay foros, grupos, comunidades… ¿O es algo exclusivo para ciertos colectivos?

      Lo que no termino de entender es qué hace un fanboy de GNU-Linux (perdona Stallman, antes lo olvidé) en un foro de Windows. ¿Entra solo a soltar la sandez del día? ¿A hacer el número? Son personas muy polarizadas.

      He visto casos en los que simplemente se pide ayuda. Con educación, bien formulada, con detalles. Y esa duda, además, puede servir a otros que vengan después con el mismo problema. Eso también es comunidad. Por suerte, en muchos casos aparece alguien que de verdad sabe, y aporta su granito con respeto y sin postureo, sin fanatismos.

      Lo que yo critico no es que alguien diga “en mi distro de GNU-Linux no pasa”, que en si misma ya es una absurdez, sino el tono con el que lo sueltan. Porque muchas veces no viene solo: viene con “jajajaja” y alguna burla más. Eso no ayuda. Eso solo espanta. Si no vas a aportar nada real, pasa de largo. Como se dice ahora: desliza.

      Y volviendo al «en mi distro de GNU Linux, es que no dice que eso no pase en GNU-Linux (mentira, sí pasa…esa u otro igual o más gorda) y en Windodws sí, es que además entre diferentes distros, se tiran piedras XD Es para hacérselo mirar.

      I use Windows 10, 11, Debian, Kubuntu, FreeBSD ,etc. btw. But I don’t think using any of them makes me better than anyone. 🙂

      • Microsoft tiene el deber de prestar soporte, para eso cobra. Cargar ese peso sobre una comunidad es injusto.
        Nadie ha dicho que no se puedan tener comunidades. Pero es difícil mantenerlas si la gente va con exigencias.

        • Pero Microsoft no pinta nada en el debate sobre las comunidades. Ellos no eluden su deber; simplemente, no son ellos quienes crean esas comunidades. Las crean las personas, porque quieren, no porque Microsoft les niegue soporte.
          Se forman comunidades de todo tipo, no solo de software: también de objetos, aficiones, herramientas que la gente utiliza. Es algo natural, independientemente de que las empresas ofrezcan soporte oficial, y aunque este sea excelente.

          Y ojo: Microsoft —como cualquier otra empresa— también se beneficia de esas comunidades. Y eso no es malo. Como dice el propio Stallman, no se trata de si es gratis o no, sino de conocimiento y de compartir.

          Y repito: mucha gente no exige nada. Simplemente pregunta, expone su problema. Para eso están las comunidades. Si yo creo una comunidad sobre Windows 11, por ejemplo, ¿para qué la creo entonces? ¿Para hablar de Fórmula 1 o para poner fotos de mis vacaciones? XD