A veces eso del destino tiene su aquel. Cuentan que un fabricante de calzado conoció en un congreso al dueño de Zara… Y de aquel encuentro casual nació Tempe. Sin duda, la amistad y el buen rollo entre Adolfo Suárez y el —ahora tan denostado— rey Juan Carlos I tuvo consecuencias positivas para toda España con la, también ahora cuestionada, Transición. Transición, reconciliación, mestizaje, conquista y descubrimiento de América… Tantas cosas que hoy menospreciamos de nuestra historia. Y así nos va.
¿Cómo conocí a vuestra madre? Cuando conociste a tu pareja, seguramente fue también un encuentro afortunado. El otro día, en la tele, vi a un chico que contó que conoció a su futura esposa en el tanatorio, en el funeral de su propio abuelo. Era curioso, pero hermoso, porque él decía que ese fue el último y maravilloso regalo que le dejó su “yayo”. Qué bonito.
Conocer gente nueva siempre sorprende y casi siempre suma. El encuentro entre Carolina Miguel, directora del Museo del Romanticismo, y Jorge Soler, del MUBAG, fue así: espontáneo, inesperado. Y gracias a aquel instante hoy podemos disfrutar de una exposición que no hay que perderse.
La época romántica en el MUBAG nos traslada a comienzos del siglo XIX, un momento en el que la miseria de gran parte de la población contrastaba con el brillo de las clases altas, la aristocracia y la Corte. Algunos privilegiados decidieron entonces custodiar el conocimiento, el arte y la realidad de su tiempo para legarlos a las generaciones futuras. Es el caso de Benigno Mariano Pedro Casto de la Vega-Inclán y Flaquer, segundo marqués de la Vega-Inclán (supongo que Beni para los amigos), que dedicó su vida a recopilar piezas, arte e historia, dejando un legado tan valioso como admirable.

La exposición es una oportunidad única para asomarse a un mundo que nos precedió hace casi 200 años y que, sin embargo, aún transmite la esencia del mundo moderno.
La fachada de este palacio escondido en la alicantina calle Gravina ahora llama la atención con sus flores y su nombre: Romántica. Toda una invitación.
La verdad es que los museos no son solo para turistas. El MUBAG lleva años ofreciendo exposiciones, conciertos, charlas… A diario lo visitan colegios y grupos, pero es la gente de aquí quien más debería disfrutarlo. Los alicantinos podemos ver hoy sorollas, fondos del Museo del Prado, obras de la Edad de Plata de la pintura alicantina, los instantes capturados por Didier —un aficionado impresionante que retrató la provincia con maestría—, el trabajo valiente de Genovés, la colección permanente… Y ahora esta sala llena de Romanticismo con Larra, Isabel II y tantos de sus contemporáneos juntos. Una auténtica delicia cultural.
Las obras románticas buscaban expresar emociones intensas: melancolía, angustia, alegría, pasión. Ese impulso artístico que, como escribió Larra, nace de una necesidad profunda:
“El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer”.
Mariano José de Larra
Hay que ir. Seguro que también allí te espera un encuentro afortunado. Y quién sabe qué puede salir de eso.
Haciendo amigos.
Posdata
Uno de esos encuentros fue un reencuentro, viendo la exposición en primicia, me volví a encontrar 30 años después a Isabel Tejeda, catedrática de Arte de universidad y antigua compañera y profesora de Arte en la UA. Una luchadora y gran persona que fue un placer volver a ver. Ni me soltaba del brazo ni yo a ella. Es una historia para contar. El lunes próximo.












Disfrutando y esperando disfrutar. Bonitas historias.