Sí, me invitaron al concierto de Bryan Adams, un regalazo por todo lo alto y con una calidad de sonido y puesta en escena brutales. La verdad es que para los 65 años que tiene, el tío está casi igual que hace tropocientos mil años. Un escenario muy sobrio, pocos músicos (no era necesaria la filarmónica) a veces menos es más, y balones y drones flotando por el público. Un excepcional espectáculo donde cantó todos sus éxitos. Reconozco que las otras canciones no las conocía, pero las disfruté igualmente. Y con un público de edad más adulta que los que acuden a los conciertos de Lola Índigo (antiguos fans de Los cantajuegos no hace mucho), pero igual de entregados, con la educación y el saber estar de un concierto pre-jubilación con algún porro que se dejaba sentir, pero menos, en el ambiente. Barcala lo tenías a huevo para vender patinetes para la tercera edad rockera. Estás perdiendo oportunidades y mira que te doy consejos.
Hasta ahí genial, pero todos sabemos que rajar hay que rajar siempre con el tono jocoso y simpático, por lo de ponerle pegas a todo que es muy nuestro, porque de lo contrario ya no hay mucho más que poner.
Por supuesto, momento bebida: uno ya es casi de agua como los patos y sobre todo un miércoles a las 21.30 (mal día para un concierto de un artista tan internacional, incomprensible la fecha), y en la barra te ponían la pinta a 5 euros (más o menos) y mini a 10 (más o menos). Y uno que es de naturaleza curiosa pregunta porqué razón la mini vale el doble que la pinta y la respuesta es que la mini es un litro y la pinta medio. Y claro, uno entra en bucle y luego entiende que nos tienen engañados con lo del tamaño. Insisto, parece ser que menos es más que siempre es una tranquiilidad, un consuelo, un alivio y eso, unido a que, antes de que empiece el espectáculo, próstata mediante, se acude al mingitorio (vamos, al baño) y que estaban todos limpios. Pues que entran dos amigos y uno le comenta al otro, en voz alta y cada uno en su cubículo, que si se aprieta los testículos hacia arriba al terminar de orinar ya no cae la última gota. Y uno, que no deja de ser curioso, como hace unas líneas y sin conocerlos de nada, pregunta, ¿pero eso es real? Y la contestación, de manera educada, es, pues no lo sé, pero yo me los aprieto y me da gustillo.
Y claro, el concierto, entre minis que son dobles y testículos en plan secano, como que no comienza como uno había pensado que iba a empezar. Eso sí, no sin antes pasarse por el merchandising y comprobar que una camiseta con una impresión bastante cutre cuesta 40 euros, y la entrada ya costaba 70, quizá pelín excesiva, pero bueno, que uno se lanza a la vorágine desenfrenada del rock y se da cuenta que presuntamente, quizá, el Adams, canta algunas en play-back, porque no era posible esa perfección sin que se escuchara la respiración en algunos temas. Pero que no, que eso no era lo importante, lo importante es que también se debe de inventar el play-back para el público. Que nooooo, que es imposible estar al lado de peña que se inventa el inglés así, como si nada, que si usaran pinganillo como en el Congreso, el traductor pedía baja por depresión. Allí la peña entregada balbuceando como si tuvieran el B2. Yo era uno de ellos que soy de francés. Pero que sí, que la gente sentía que cantaba lo mismo que el Adams, y que nooooo, que eso que chapurreas es menos inglés que lo que hablaba el Ozores (por cierto fallecido hace poco, un genio del humor). Que le estás poniendo ganas, que sí, sigue bebiendo y aspirando la hierba del campo.
Bueno la verdad es que luego te vas a ver un concierto de Bisbal y casi te pasa lo mismo pero en castellano. En el de Leiva, que actúa también en Alicante, entiendo que en lugar de lanzarle camisetas como a Jesulín en su momento, le lanzarán bocatas de mortadela para que coja algo de peso. Los fans han de estar siempre en pos del beneficio del músico sí o sí.
Otro concierto que también me llama la atención es en los Jardínes de Abril donde actúan Cómplices y Rafa Sánchez, el lobo hombre en París. Ese también tiene que dar juego. «Si es por tí que soy un duende cómplice del viento que se escapa de madrugada para colarse por tu ventana», A ver si pudiera ir y contarlo porque uno de mis álbumes preferidos era Sildavia de La unión y el Rafa también parece que se conserva bien. En cambio, los de Cómplices, Teo Cardalda y María Monsonís, que son también de mis favoritos, parece que no sé muy bien si van a actuar o me van a dirigir a alguna caseta de esas que venden cerámica artesanal, colgantes o figuras hechas con las argollas de latas de cerveza. El tiempo pasa para todos, pero es que para algunos parece que más que pasa como que se pasa. Pero bueno, a ver si lo vemos y contamos la experiencia que seguro es genial.

Como contar parece que lo van a tener más difícil los del nuevo Colegio 56, Alicante Pla-Carolinas, que a día de hoy tan sólo tiene una solicitud para infantil y cuatro para educación primaria (Eso he leído en prensa). Un cole nacido con todas las buenas intenciones, con todas las expectativas, con lo de la jornada partida —que no termino de verlo del todo—, pero que parece más un lugar para rodar una serie de esas de Soy leyenda o 28 días después (se va a estrenar la de 28 años después, buff , cómo pasa el tiempo) que un lugar donde dar clase de manera normal. Que de aquí a que se acabe el tiempo de matrícula a lo mejor se peta y tienen que colgar el cartel de todo vendido, pero que a día de hoy, pues un colegio que entiendo creado para descongestionar la zona de recién llegados, pues como que sin publicar ni información, ni prácticamente nada, como que no sé muy bien a quién quieren llegar teniendo en cuenta que para las personas a las que, supuestamente, va destinado quizá no todas tienen la posibilidad de tener ese tipo de información. Pero que siendo un colegio nuevo es que deberían de estar dándose tortazos (virtuales que hay que explicarlo todo) por tener una plaza. Todo a estrenar, es como ir a un piso nuevo y eso de estrenar cole mola mogollón.
En el fondo es un lugar genial donde descongestionar el resto de centros del perímetro, seguro con una atención muy localizada porque el ratio no sé si alcanzará el mínimo, pero a mí me parece genial. Lo de la jornada partida pues como que bueno, ya es cuestión de gustos, pero hay comedor y, para las familias que trabajan todo el día, es una opción que sus hijos e hijas puedan estar atendidos por profesionales todo el tiempo.
No deja de llamar la atención que nadie conozca el lugar, bueno sí, uno de infantil y cuatro de primaria. Algo falla en el engranaje, sobre todo, en una zona donde cada vez llegan más familias con necesidades de todo tipo. Yo no lo dudaba. Como el primer Operación Triunfo o el primer Gran Hermano, seguro que todo sale perfecto porque se pondrán toda clase de medios y de mimos para que así sea. Una zona donde ya no habrá excusa para que nadie se quede colgado a nivel educativo.
Lo que sí me llama la atención, hablando de quedar colgado, es la moda que se ha puesto en algunos barrios o calles de la ciudad, y lo digo porque lo he visto con mis propios ojos, de colgar la ropa en los tendederos, sí. En lugar de tener secadora o galería, pues al tendedero de toda la vida. Pero la gracia está en que el tendedero en cuestión se cuelga fuera del balcón, es decir, se queda colgando, como ir a ver las casas colgantes de Cuenca pero en versión tendedero, con todo tipo de ropa, desde camisetas, pantalones, calcetines, calzoncillos, tangas: todo al exterior. Pero que nadie dice nada, que eso cae un día encima de alguien y cómo se explica que le cayó un tendedero. Que si ya la idea es peregrina, pues ya sabes cuáles son los gustos íntimos de esa casa porque como casi siempre, lo que se tiende es ropa interior. Pues eso, que hay a quien el dicho de le falta un tornillo le viene al pelo.
Bueno, o no, porque veo en la tele que se va a celebrar, por lo de los tornillos, una Olimpiada de robots, así como lo leen. Al parecer, en poco se va a poder asistir a una competición olímpica de máquinas a ver cuál de ellas alcanza el oro olímpico en algunas de las vertientes, lo que antaño era un momento épico para atletas que se entrenaban durante años con esfuerzo físico titánico, pues ahora al parecer será lo mismo, pero en versión tornillo y tuerca. Y me llamarán loco, pero verán cómo en algún tiempo venidero competirán máquinas con personas y esa peña que habla de la igualdad y todos los géneros, cuando salga un transmutante mecánico robótico con pareja robótica de género no maquinario y pida igualdad de derechos para su hijo R2-D2 Jr Fernández Montes Gonzales en un juzgado, pues nada, una especie de emboscada legal, seguro. Porque a día de hoy todas las personas que lleven prótesis de titanio podrían participar en esos juegos olímpicos.

Lo dicho, al final todo lo que se creó en su momento, en los clásicos, pervive como algo eterno. Nadie crea palabras nuevas para este tipo de eventos. Yo no lo veré pero seguro que en los años venideros las personas serán híbridos de la ciencia, sí, será genial, se vivirá más, pero ¿se sentirá más? Entiendo que sí, no lo sé, no estaré, pero que la piel no sea algo con lo que comerciar más que para un roce, una caricia o un beso.
Canción, Cloud Number 9, Bryan Adams.
Libro, Caminoviejo, Bruno Francés.
En fin que ustedes lo lean, lo pasen y lo paseen bien.
Disfrutando. Un abrazo.