A falta de pan buenas son tortas, si no fuera porque las tortas que se reparten Echávarri, Pavón y Bellido en el Ayuntamiento de Alicante no están hechas de harina sino de una mala leche que confirma lo mal que se han llevado las izquierdas siempre en este país, al que cualquier día le querrán cambiar el nombre. El tripartito que gobierna en Alicante es el mismo que lo hace en toda la Comunidad Valenciana, pero en la Generalitat Chimo Puig y Mónica Oltra han logrado un entendimiento que promete durar hasta el fin de la legislatura con el visto bueno de Podemos. Son la excepción que confirma la regla.
Chimo Puig deja hacer a Compromís lo que le viene en gana con tal de asegurar la continuidad en una presidencia que es como una corona. Puig reina pero no gobierna. Es Oltra la que parte el bacalao. Puig bastante tendrá con mantenerse en lo alto los dos años que le quedan a la legislatura. Está amenazado por los nuevos vientos huracanados que soplan en el PSOE federal con los fieles a Pedro Sánchez mirando con malos ojos a Puig, corredor de fondo, eso si, y que sabe nadar y guardar la ropa. Veremos lo que desencadenará el sanchismo y cuáles serán las perspectivas del PSOE ante las próximas elecciones autonómicas y municipales.
En un punto coinciden los tripartitos de Alicante y la Generalitat. Como no pueden presumir de ninguna otra cosa, lo hacen incesantemente de que la Comunidad y Alicante ya no tienen su imagen ligada a la corrupción, como ocurría cuando gobernaba el PP. Es cierto, pero es poca cosa. Siguen atacando al PP como cuando estaban en la oposición, pero de grandes proyectos llevados a cabo, nada de nada. ¿De qué pueden presumir Echávarri, Pavón y Bellido? Sólo de estar siempre peleados. No hay modelo de ciudad; no hay nuevo Plan General de Ordenación Urbana; no hay entendimiento con Ikea; no hay más que una absurda guerra subterránea por afán de protagonismo partidista.
De seguir así (y no hay síntomas de que esto vaya a cambiar), el tripartito de Alicante va a llegar a las nuevas elecciones municipales con las manos vacías. Los animalistas de Guanyar (que es algo así como la marca Unidos Podemos) son los únicos que podrán presumir de cierta eficiencia en la protección de animales con su política de esterilización de gatos y con una playa para perros. No es mucho bagaje para Echávarri, Pavón y Bellido de cara a los próximos comicios.
En Valencia, el PSOE deja a Compromís todo el protagonismo en la celebración de los dos primeros años de Consell del Botànic, dos años en los que casi sólo han hecho catalanismo educativo dándole un falso tinte valencianista. El conseller Marzà, camarada de Oltra, quiere presumir de plurilingüismo, un plurilingüismo que está envenenado porque utiliza el inglés como calzador con que introducir el catalán a tope. Incluso presumen de profesores nativos de inglés cuando, me temo, se pueden contar con los dedos de una mano y acaso sobren dedos, no profesores.
El alcalde de Valencia, Joan Ribó, presume de haber transformado la ciudad en dos años, aunque sólo ha hecho un anillo ciclista. Esta frase suya es para enmarcar como ejemplo de inanidad: “Lo nuevo no ha acabado de nacer y lo viejo no ha acabado de morir”. Con alforjas tan vacías, nadie entiende que Oltra insista en que sus militantes pueden ir con la cara bien alta porque este Consell “ha reparado, reconstruido y mejorado la vida de la gente”. Y la gente sin enterarse.












Comentar