Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Diarrea generalizada en el Gobierno de Sánchez

La ministra de Educación y Formación Profesional y portavoz del Gobierno, María Isabel Celaá, durante su intervención en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros. Foto: Moncloa
La ministra de Educación y Formación Profesional y portavoz del Gobierno, María Isabel Celaá, durante su intervención en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros. Foto: Moncloa
No me retracto por haber llamado cagón al presidente del Gobierno en reciente artículo. Me reafirmo y además ahora extiendo el calificativo a los miembros de su gabinete, empezando por la vicepresidenta, Carmen Calvo y siguiendo por la portavoz, Isabel Celaá, para terminar por Borrell. Diarrea generalizada. Ante las bravatas de Quim Torra, siguiendo fielmente […]

No me retracto por haber llamado cagón al presidente del Gobierno en reciente artículo. Me reafirmo y además ahora extiendo el calificativo a los miembros de su gabinete, empezando por la vicepresidenta, Carmen Calvo y siguiendo por la portavoz, Isabel Celaá, para terminar por Borrell. Diarrea generalizada.

Ante las bravatas de Quim Torra, siguiendo fielmente las instrucciones de Puigdemont, con llamamiento explícito a la insurrección y el montaje de su república bananera en territorio belga, con el agravante de órdenes a los mozos de escuadra para que no actúen contra los comités de defensa de la república (CDR) que se enseñorean de la calle y cortan comunicaciones donde y cuando les viene en gana, la reacción del Gobierno socialista es vergonzosa.

Nada de aplicar el artículo 155 de la Constitución. Está a la espera de que Torra proclame unilateralmente la república catalana firmando un bando oficial y colocándolo en todas las esquinas de todas las calles de todas las ciudades de Cataluña-Eslovenia. A la espera, también, de que convierta a los Mossos en ejército de Cataluña-Eslovenia. Torra habla de la república catalana como objetivo irrenunciable, ni un paso atrás y a la portavoz Celaá sólo se le ocurre decir que en las palabras de Torra “ha habido un exceso de emoción”.

Peor casi es lo de Borrell, ministro de Exteriores, otrora ardiente defensor de la españolidad de Cataluña. Ante el creciente discurso independentista de Torra y Comín, llamando claramente a la vías violentas de Eslovenia e Irlanda, pone sordina y suaviza la cosa diciendo que “parece que están llamando a una insurrección”, aunque confía en que Sánchez sea capaz de convencer a Torra para que vote los presupuestos que alargarían la oc(k)upación de la Moncloa hasta 2020. Luego se pensarán los del 155.

Sánchez y sus ministros se tragan todos los sapos que haga falta tanto de estos independentistas (a cuyos líderes presos están dispuestos a indultar) como de los extremistas anticonstitucionlistas y proetarras de Podemos y de los peneuvistas eternamente agazapados y llevándose millones de los presupuestos generales.

Sánchez no está preocupado por estos gravísimos problemas. Lo único que le preocupa es el batacazo que se ha pegado el PSOE en Andalucía y el triunfo de la derecha y de lo que él llama extrema derecha por si aún pudiera ayudar a la investidura imposible de su odiada Susana Díaz y sus corruptos compañeros socialistas del Guadalquivir.

El barco socialista hace aguas y Sánchez sigue ignorando que el independentismo catalán es un misil que ha impactado en la línea de flotación. O hay 155 en Cataluña o se van a pique él y el PSOE.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

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