Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Adiós a La Verdad…

Plantilla de La Verdad en los años 80-90
Plantilla de La Verdad en los años 80-90
Siendo mi hermano Fernando director de la «Hoja del Lunes» de Alicante, un presidente del Hércules le preguntó que cuánto costaba que Rafael González dejara de escribir las crónicas de los partidos que se publicaban en la Hoja. Rafael González, maestro de periodistas, un séneca donde los hubiera, era redactor de «La Verdad» y el […]

Siendo mi hermano Fernando director de la «Hoja del Lunes» de Alicante, un presidente del Hércules le preguntó que cuánto costaba que Rafael González dejara de escribir las crónicas de los partidos que se publicaban en la Hoja. Rafael González, maestro de periodistas, un séneca donde los hubiera, era redactor de «La Verdad» y el resto de la semana se dedicaba a la crónica municipal. Rafael siguió desmenuzando el juego del equipo de la capital, tanto si era aceptable como si no lo era, con la misma equidad que trataba cualquier otro tema que saliera de su fina pluma. Lo echamos de menos cuando fue trasladado a Murcia, quizás la primera señal de que la editorial abandonaba sus esfuerzos por conseguir una buena cuota de mercado en Alicante.

«La Verdad» fue una dura competencia de «Información» durante muchos años, para beneficio de los lectores y de la dinámica de la profesión, y de la redacción de Alicante salieron grandes periodistas, desde José Luis Masiá a Teresiano Rodríguez, desde Enrique Entrena a Ángel García, en este caso gráfico, y otros más recientes como Ramón Gómez Carrión. La noticia del cierre de la redacción de Alicante –junto con Las Provincias- es una mala noticia, y el despido de todos sus trabajadores, una pésima, ambas dignas de la sección del obituario.

Entre aquel traslado y lo de esta semana han transcurrido años, han ido desapareciendo ediciones locales y/o autonómicas de rotativos nacionales, se han cerrado medios audiovisuales, y han ido apareciendo periódicos digitales, no sé si como respuesta, como solución, o como tratando de demostrar que el periodismo tiene que sobrevivir. Mientras tanto, las redes sociales no paran de distribuir noticias falsas, sin firma ni medio que las respalde, y hay gente que no sólo se las cree a menudo sin plantearse la mínima duda razonable sino que, además, las multiplica por correo electrónico o por mensajes de telefonía móvil. ¡Pásalo!, te dicen y se quedan tan panchos.

La ausencia de medios de comunicación solventes pone en peligro la libertad de opinión, y ello torpedea la línea de flotación del propio sistema democrático que nos ha de proteger. Pero para muchos políticos mediocres, un medio menos supone un enemigo menos…Ni siquiera el presidente del Hércules lo hubiera hecho mejor…

Toni Gil

Periodista.

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