El “eurodrama” de 2026 acaba de salir del horno, justo como entrante de la gran comilona cultural que supone el Benidorm Fest. En pleno terremoto geopolítico, con conflictos armados que por desgracia no cesan, la permanencia de Israel en el certamen musical europeo ha provocado que España abandone el festival junto a Países Bajos, Irlanda y Eslovenia.
Hace poco más de seis meses hacíamos la crónica de una muerte anunciada en el pódcast OJO AL LUNES. Junto al alicantino Alberto Lorite —autor del archicoreado Esa Diva de Melody que ya cuenta con 43 millones de streamings en Spotify— hablamos de cómo los intereses económicos estaban mermando la transparencia en la dinámica de funcionamiento del festival europeo de la canción, especialmente durante las votaciones de las galas finales.
Este 2025 quedó claro el doble rasero de la Unión Europea de Teledifusión y también los tejemanejes del gobierno israelí para blanquear su imagen por el atroz genocidio que ha perpetrado —y sigue en ello— contra el pueblo palestino en Gaza. En estos meses, países que como España han mostrado su desacuerdo, han sufrido el intento de censura por parte de Israel.
El 17 de mayo, la declaración contundente de Radio Televisión Española “frente a los derechos humanos el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina” no se ha quedado en una mera pose. El jueves 4 de diciembre se ha materializado con la decisión en firme de no participación de la que será canción ganadora del Benidorm Fest 2026 en la 70 edición de Eurovisión que se celebrará en Viena (Austria).
El mismo presidente de RTVE, José Pablo López, afirmó en un mensaje a través de la red social X que “lo sucedido en la Asamblea de la UER confirma que Eurovisión no es un concurso de canciones sino un festival dominado por intereses geopolíticos y fracturado”.
Pero ¿por qué no se expulsa a Israel de este certamen del mismo modo que sí se ha expulsado a Rusia? La respuesta la encontramos en la financiación. Más allá del ingente dinero que aportan los cinco países conocidos como Big Five (España, Francia, Alemania, UK e Italia), en los últimos años la marca israelí Morocanoil, afincada en Estados Unidos, lleva desde 2020 siendo el principal sponsor (curiosamente, la cifra del acuerdo económico es confidencial y no es accesible para el público en general).
Además de ser el color oficial de la alfombra turquesa que enmarca todas las galas y fiestas oficiales en torno a Eurovisión, la empresa de cosméticos israelí ofrece productos capilares y estilismo capilar a todos los artistas entre las bambalinas del certamen europeo.
Llegados a este punto, confío en que ni la nostalgia eurovisiva —llevamos desde 1961 participando ininterrumpidamente— ni la borrachera que nos provocará la quinta edición del Benidorm Fest —que se celebrará del 10 al 14 de febrero de 2026—, nos hagan recular en esta decisión que, como país, nos hace estar en el lado correcto de la historia.
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