El barrio de Campoamor de Alicante es ese enclave casi céntrico ubicado hacía el norte de la ciudad con más de trece mil habitantes y que, según las previsiones y objetivos hechos públicos por el Ayuntamiento del Partido Popular y el alcalde Barcala, podría llegar a ocupar o asimilar ese gran eje cultural, paisajístico, peatonal y lúdico que desde las instancias municipales se pretende. Debe su nombre al político, filósofo y escritor asturiano Ramón de Campoamor que, en el siglo XIX, llegó a ser gobernador civil de la provincia e hijo adoptivo de la capital.
Sus dos grandes enclaves o ejes son la plaza de toros y el auditorio de la Diputación de Alicante, todo un referente cultural liderado por la música. En principio, todo parabienes y más pensando en un futuro próximo. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el barrio aparece más en los papeles y en los medios de comunicación por controversias y desavenencias que por otras cosas —véase la reciente polémica, no zanjada todavía. del Centro de Mayores, su conclusión en falso y el río de protestas sobrevenidas con lanzamiento de trastos de Ayuntamiento a Generalitat y viceversa—.
Por unas cosas o por otras, los vecinos andan en pie de guerra con nuevas quejas, reclamaciones y reivindicaciones. Lo último ha sido lo que vecinos a título personal y la propia asociación vecinal achacan a una actuación y gestión nefasta del alcalde Luis Barcala —nos limitamos a exponer sus quejas literales que nos trasladan—. Incluso en los comercios de la zona recogen firmas.



Dicen que la fuente de la Plaza de América está sin agua desde hace ya unos cuantos meses, que se acumula suciedad y porquería originada por los indigentes que pululan y residen en ella, con la proliferación de roedores. Todo ello hace imposible que los niños accedan en las zonas de recreo por pura insalubridad y creen que esto último lleva el mismo camino que la fuente de la rotonda de dicha plaza, seca y sin manar agua desde tiempo. Claman por una solución.
Otra de las quejas permanentes y recurrentes es la de la antigua calle Hermanos Soto Chápuli, ahora reconvertida en pasaje peatonal, por la chapuza de jardinería a ras de suelo que los coches pisan y por la que se meten para aparcar —sobre todo camiones y furgones de reparto y reposición—, rompiendo todas las plantas y ornamentación. La obra ha sido entregada y finalizada hace pocas fechas. Frente a una emergencia, la calle o pasaje no dispone de la anchura y límites adecuados para camiones de bomberos, ambulancias u otras emergencias. Toda la jardinería está podrida y llena de moho y descomposición, sin estar debidamente delimitada, ya que el agua no para. Argumentan que la vegetación esta infectada de pulgón y huevos de araña blanca. Según los arquitectos municipales se cortaron y talaron los árboles porque restaban la luz de las farolas y fueron cambiados por algo tan simple. Ahora todo el pasaje está lleno de agua y barro a diario. Los nuevos espacios verdes están a diario llenos de excrementos de mascotas, en su mayoría perros.



La vecindad pide la remodelación de todo el pasaje de forma integral, ya que todo lo hecho no es el proyecto originalmente diseñado y donde incluso se cierra el acceso a alguna portería y locales comerciales. Algunos vecinos de la zona de toda la vida denuncian que, al llamar la atención a dueños de perros que están haciendo sus necesidades en las plantas y chafándolas, éstos se rebelan y también los animales les embisten.
Un panorama lleno de paradojas para lo que se pretende sea el nuevo eje social de la ciudad en muchos aspectos. Y todo ello a cinco minutos andando desde allí hasta la plaza de toros y cinco minutos más hasta el propio Mercado Central en la principal y gran arteria de Alicante que es la Avenida de Alfonso el Sabio.














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