Querida Ione, celebra usted, como el resto de la progresía, el triunfo de un «migrante» socialista declaradamente islamista, y lo hace, supongo, porque piensa que Nueva York será mejor con él y, de paso, el resto del mundo, que tendrá un ejemplo visible y global. Pero ese supuesto triunfo es un fraude desde el mismo titular, en la Gran Manzana la derecha republicana solamente ha logrado cuatro triunfos desde 1900; y desde 2005, con el cambiante Bloomberg, no han rascado bola, luego tanto aspaviento porque sigan dominando los demócratas no se entiende bien. Es como si reivindicásemos una nueva victoria del PP en la Comunidad de Madrid como el cambio que la salvará de la derecha extrema.
Nuestro «migrante» socialista es un snob que ha estudiado en colegios privados y universidades de élite como la Bowdoin, sus quejas por posible marginación son de Cayetano de Aliexpress, no por origen, color o religión, sino porque se sintió algo apartado en los exclusivistas centros en los que estudió, una especie de nuevo rico fuera de lugar. Qué horror, qué vida tan dura la suya, no como «la tramposa» Ayaan Hirsi Ali, que tuvo que huir para evitar todas las humillaciones que favorece el islam que abraza este charlatán. Por cierto, Ione, nunca habéis dicho una palabra a favor de esta mujer que sufrió la violencia machista más retrógrada como es la amputación ritual del clítoris y tuvo que venir al decadente occidente para saber qué es la igualdad, el respeto y la libertad, también para las mujeres.
Mi dilecta Ione, como los pacifistas de Bildu, celebra que un niño mimado, un privilegiado del capitalismo y el libre mercado, ahíto de oportunidades, lujos y facilidades se rebele contra todas las instituciones que le han permitido su vida de comedia romántica del Hollywood más conservador. Este malcriado dice que no quiere más caviar, que todos tienen derecho a comer hamburguesas baratas y que eso te empodera, sobre todo si la robas, porque no es violencia, sino apropiación.
Y no olvides, cara Ione, que su mezcla de islamismo y socialismo no es más que un reclamo electoral fraudulento. Veamos porqué: el mundo que desprecia, y tú también, es el que le permite proponer disposiciones en favor de las minorías LGTBQ+, pero puede hacerlo porque está en un país asquerosamente liberal y democrático, y lo hace sabiendo que miente, que es incompatible defender el islam y hacer esas propuestas. Lo sabe porque no ignora que el imán Daayiee Abdullah, predicador de la mezquita gay de Washington D.C., recibe amenazas de muerte diarias y no puede viajar a ningún país de la Organización Islámica de Cooperación. Ningún país musulmán reconoce como autoridad a los ulemas que apoyan estas orientaciones. Todos los grandes centros (Al-Azhar, Qom, Medina) lo condenan con fetuas vinculantes. Mamdami: «Mi islam es justicia social, no lapidación», vocea este petimetre de salón para ganar votos entre los desnortados, pero evita ir a defender su elevado ideal a los 13 países musulmanes que ejecutan por apostasía o a los 11 que lo hacen por homosexualidad. Sería colgado o encarcelado en cualquiera de ellos. Por cierto, ¿sabes, admirada Ione, que Marx y Engels condenaban la homosexualidad como vicio burgués y que el icónico Che Guevara que lucís en las camisetas los encerraba en campos de reeducación para hacerlos hombres de verdad? Su versión del islam, predilecta Ione, no tiene correlato legal ni social en ningún país de mayoría musulmana. Solo sobrevive en la burbuja de Nueva York, protegida por la Primera Enmienda, por ese sistema que aborrecéis y que os permite ser diputados, alcaldes o presidentes, aunque odiéis la libertad y los derechos.
Zohran Mamdani utiliza un islam «de laboratorio», que solo existe en democracias liberales, que es imposible en los 45 países firmantes de la Declaración del Cairo, alternativa a la Declaración de Derechos Humanos que se fundamenta en la sharía (art. 24) y funciona, su supuesta fe adulterada, como trampantojo político para captar votos de minorías progresistas (LGBTQ+, feministas, jóvenes) sin sufrir las consecuencias que tendría en cualquier teocracia; el nuevo alcalde hace como que ignora el pensamiento mayoritario de la umma, esos casi 2000 millones de creyentes que, según encuestas Pew de 2023, apoyan la sharía en un 70 %.
Estimada Ione, los que han votado a este esperpéntico vendedor de crecepelo, y los que lo apoyáis, habéis apostado por las cadenas de un sistema totalitario que no admite discrepancias, que aborrece cuanto representáis, que discrimina a las mujeres y que allá donde se implanta reduce la vida a una reclusión carcelaria. Respeto individualmente a cada miembro de la comunidad de creyentes, incluso a los infelices que lo apoyáis, pero sus ideas son una vuelta a la oscuridad medieval que celebran los primeros que caerían en sus normas represivas. El voto a Zohran Mamdami es la pataleta de un niño consentido y un insulto a los miles de víctimas de las Torres Gemelas, también a los asesinados en Madrid, en la Francia de Bataclan o Charlie Hebdo y Londres. Un sí al exterminio de cristianos en Sudán, Nigeria o Siria, un espaldarazo a las lapidaciones de mujeres y a que su vida entera pase por una rejilla sucia de mocos, la única ventana al mundo de cada vez más mujeres en Iraq, Afganistán, Paquistán y… en nuestras calles. Buen provecho.












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