Desde Elche hasta el cielo ¡¡Vamos Miura!!

Desde bien pequeño me interesó la astronomía y la astronáutica. Nunca olvidaré mi hucha-cohete donde las monedas salían disparadas con un ingenioso sistema que las hacía desaparecer delante de tus narices. Era mágico. Seguía, en lo posible (era muy chiquitín y en mi casa todavía no había tele), el programa Apolo. Mi héroe particular era el comandante Frank Boorman que, junto con Lovell y Anders, formaban la tripulación del Apolo 8. Fueron los primeros en llegar a la Luna… aunque no bajaron.

También me gustaban mucho los deportes y los practicábamos, aunque rudimentariamente y con los medios a nuestro alcance, casi todos. El fútbol, como ahora, era la estrella. En mi Melilla natal solía haber dos equipos en la Tercera División de la época por lo que todos los domingos siempre jugaba uno “en casa”. Con una guarnición militar importantísima, era un buen pasatiempo para los soldados que dieron con sus huesos por allí ir al Álvarez Claro, que así se llama el estadio melillense.  Además, como había chicos de todas partes, cualquier equipo peninsular solía contar con un cierto apoyo de paisanos especialmente motivados porque aquello, para bastantes de ellos, era poco menos que un destierro. 

Las administraciones contribuían a la causa y en las taquillas, junto a las distintas tarifas, se podía leer: “Entrada libre para militares de uniforme y niños de pantalón corto acompañados por un adulto”… Pues no se hable más. Ahí estábamos nosotros. Bigardos con trece, catorce, quince años con nuestro pantalón corto y algunos pelos en las piernas ya, pidiéndole a los adultos que se iban acercando a la puerta con su entrada que nos pasaran… ¡Y nos pasaban!

Pero la “mili” afectaba a todos los jóvenes y ,entre ellos, a jugadores también. Yo he visto jugar con el Melilla a futbolistas del Barcelona, del Valencia, de la Real Sociedad. Algunos del Elche y del Hércules también pasaron por allí. Era una “mili adaptada” pero tenían que estar fuera de su club y de su ambiente. Algunos ya eran “estrellas”, pero era muy difícil zafarse (aunque casos ha habido) del cumplimiento militar, aunque fuese amortiguado. Y jugar, aunque fuera en Tercera, era bastante mejor que pegar barrigazos o limpiar cacerolas, cuando no letrinas.

Y así, con esa afición me enteré de que tenía un estadio en Elche (¡tiene uno tantas cosas…!) o, por lo menos, tenía mis apellidos. Me despertaba simpatía el club por esa camiseta, original como pocas, que conocía por los cromos. Una banda horizontal verde en el pecho. No hay nada parecido.

Andando el tiempo, soy yo el que da con sus huesos por estos lares. Desde San Pedro del Pinatar, mi vida profesional se desarrolla por todo el levante y en muy gran medida entre Elche, Alicante y Benidorm. El parque empresarial de Torrellano es una buena muestra del tipo de arquitectura a la que nos dedicamos y hemos participado en bastantes de ellas.

Como nunca abandoné la afición a las cosas del espacio, supe que una pequeña empresa iniciaba un proyecto de lanzadores suborbitales en Elche bajo la firma PLD. Me pareció tan sorprendente como excitante. Una empresa de astronáutica en España, con tecnología desarrollada por ellos mismos y al lado de mi casa. Verdadera ciencia ficción. Tengo alguna idea del asunto, y los medios y los presupuestos que se necesitan para semejante empresa son enormes, y las posibilidades de fallar también son elevadas. Y no vivimos en una cultura ni en un país donde se perdonen fallos que, en esta actividad, son necesariamente multimillonarios.

Siguiendo con mi afición, estoy suscrito a varios pódcast de ciencias, especialmente de astrofísica y astronáutica y, concretamente son los canarios (normal con el montaje que tienen allí) de «Coffee Break, Señal y Ruido» y «Radio Skylab» mis favoritos. Hace ya algunos años, en «Coffee Break» dedicaron un buen rato, precisamente, a PLD. Contaron con la presencia de los «Raúles» Torres y Verdú que son los fundadores. Tenían ya muy avanzado el proyecto de lo que después sería el Miura 1 (con el absurdo nombre de Arion 1, ¡menos mal que rectificaron!), un lanzador suborbital cuya principal misión era examinar todas las tecnologías que habían desarrollado. Luego volveremos al Miura 1.

En esa entrevista, casi charla, contaban su pasión prácticamente innata por los cohetes. Cómo, de chavales, buscaban descampados por Elche para «lanzar» con rudimentarios medios pirotécnicos, sus embriones de cohetes. Y cómo una vez los paró la Guardia Civil con el coche lleno de «explosivos» en tiempos todavía delicados. Más tarde estudiaron ingeniería, pero con el foco siempre en la cohetería porque ellos querían «lanzar cohetes». Y lo han conseguido. 

El director y creador del pódcast, Héctor Socas-Navarro, se interesó por la financiación de una empresa como la suya que todavía no había «vendido un peine» y donde ya trabajaban varias decenas de personas, la mayoría de muy alta cualificación… y creciendo. Nuevamente para mi sorpresa, se habían movido suficientemente bien o su proyecto era lo suficientemente sólido para que distintas agencias, nacionales e internacionales, públicas y privadas apostaran muy fuerte por ellos. Y los hechos les están dando la razón. Han convocado y superado con éxito sucesivas y crecientes rondas de financiación.

En 2023 se programó el lanzamiento del primer cohete de la firma. Hubo un par de intentos aplazados por causas técnicas y meteorológicas. Los seguí todos con la emoción de un niño. Pero a la tercera fue la vencida y el 7 de octubre de 2023, se lanzó desde las instalaciones del INTA en El Arenosillo, (Huelva). Por razones de eficiencia, aunque no para el “Miura 1”, es importante que los lanzamientos se hagan lo más cerca posible del ecuador, en nuestro caso, al sur. El «pequeño» (12,70 metros) “Miura 1” se elevó majestuoso, sin fallos, hasta la altitud prevista (recuérdese que era suborbital), gracias a su único motor TEPREL (Tecnología ESPAÑOLA de Propulsión Reutilizable Espacial). Sí, el motor está íntegramente diseñado, desarrollado y fabricado en Elche. Estos chicos (ya no tanto) empiezan a jugar en otra liga. 

El Miura 1 cumplió con nota su labor de demostrador tecnológico, validando el trabajo hecho y dando un espaldarazo definitivo al Miura 5, este ya orbital. Equiparará (en la primera de sus dos etapas) cinco motores Teprel en su versión C, varias veces más potente cada uno de ellos que la versión B del demostrador. Su lanzamiento está previsto para los próximos meses. Incluso podría ser este mismo año, aunque lo más probable es que sea a principios de 2026.

No les voy a aburrir con datos técnicos (si están interesados los vemos en comentarios o buscan en Internet donde ya hay mucha información), pero sí quisiera aportarles algunos apuntes para que puedan apreciar lo importante que es esto y una breve reseña del estado actual y, sobre todo, de los ya muy ambiciosos planes de «nuestra» empresa aeroespacial.

Si exceptuamos las grandes agencias gubernamentales, sólo las dos americanas, Space X y Blue Origin de los respectivos magnates Musk y Bezos estarían por delante de PLD. No estoy exagerando, es un proyecto muy, muy serio. Inversores de todo tipo están comprometiendo cantidades muy importantes, ya del orden de cientos de millones de euros, en esta empresa.

El mercado de pequeños lanzadores está casi huérfano y hay cola en los grandes para poder enviar satélites a órbita. Y en esa carrera, donde no están solos, sí que llevan ventaja. Alemanes e ingleses están un pasito por detrás (¡quién lo diría!), de ahí el atractivo para los inversores y su apuesta por un proyecto que destila firmeza, seriedad y buen hacer por todos sus poros.

No queda aquí la cosa, ya han dejado ver su siguiente paso, el Miura Next. Este «juguete» tiene ya la intención de jugar en primera división mundial con sus 60 metros y capacidad para misiones tripuladas. Para rematar, y en consonancia con lo anterior, también tienen avanzada una cápsula para llevar astronautas con el nombre, fantástica elección, de LINCE.

Es una locura. Pero lo era mucho más la simple idea de crear una empresa espacial en España. Y aquí está. PLD Space no es ya una ilusión. Es una realidad con casi 20 000 m2 en Elche y creciendo; con 180 000 m2 en la base de pruebas de Teruel, con más de 300 trabajadores que están creando tecnología espacial y española cada día, esa que nadie enseña en ninguna universidad porque es altísimo secreto.

En estos momentos se están realizando las obras de construcción de la plataforma de lanzamiento en la base espacial de Kourou en la Guayana Francesa (ya comenté la necesidad de acercarse al ecuador para aprovechar el impulso extra que la rotación de la Tierra nos regala). Desde allí despegará el Miura 5 en los próximos meses.

Estoy orgulloso, entusiasmado, hasta emocionado por poder vivir esto. Desde Elche, desde Alicante, vamos (permitidme la licencia de la primera persona) a poner a España en órbita y con medios propios. Gracias, Raúl Torres y Raúl Verdú. Y a PLD Space y a todo vuestro equipo. Sólo con lo que habéis logrado ya, tenéis un sitio de privilegio en la historia de la alta tecnología en España y esto no ha hecho más que empezar.

Y espero, para acabar, que lo retransmitan por televisión, streaming, por radio o por señales de humo… ¡Como sea! Lo veré, cruzando los dedos, deseándoles la suerte que merecen y gritando al acabar la cuenta atrás… 4,3,2,1, ¡¡¡VAMOS MIURA!!!