Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Del asilo de Benalúa y otros proyectos

Fotografía: Toni Gil.

Nos están vendiendo las iniciativas de la Fundación Lucentum y del Hércules mas o menos compartidas con el Ayuntamiento de Alicante sobre proyectos deportivos como avances sociales de gran calado. Veamos: el primero se trata de la construcción de unas instalaciones en una parcela municipal de unos tres mil metros para práctica del baloncesto con una amplia perspectiva formativa y educacional. Magnífico. Pero… ¿Qué estaba haciendo el municipio con esa parcela? Nada. ¿Acaso tenía intención de construir viviendas sociales? Improbable. El segundo sería convenir con el Hércules, o quizás mejor dicho con los Ortiz,  la construcción de una ciudad deportiva en los aledaños del Montemar de la Albufereta, que contaría con 120 habitaciones. Tampoco en este caso parece que se haya pensado en sofocar el problema de la vivienda, siendo como son los propietarios de los terrenos del ramo constructivo.

Coinciden estas noticias con mis andares por la ciudad  que me allegaron hace unos días a zona benaluense donde tropecé con los terrenos y edificio del antiguo asilo y de las instalaciones, también abandonadas, de Cáritas. Infiero que son propiedad del Obispado de Orihuela-Alicante y parece que sin uso desde hace años. Se me ocurre contar los pasos a lo largo y ancho de este solar y, ¡qué coincidencia!, debe medir otros tres millares de metros cuadrados. Y me pregunto qué es lo que espera el ente eclesiástico para rentabilizar socialmente esta propiedad. Y en mi magín aparece una idea: pongamos que el obispado, en un gesto de caridad, los pone a disposición del ayuntamiento alicantino. En una parcela de este tipo se podrían construir unas 200 viviendas sociales, y, al fin y al cabo, consta que el municipio dispone de decenas de millones de euros sin gastar depositado en bancos, amén de que a través del Patronato de la Vivienda podría obtener otras financiaciones, incluso de particulares. Y no solo viviendas, locales para uso vecinal —que se demandan continuamente—, para personas mayores, de uso religioso, cultural, y hasta un aparcamiento que rentabilice la inversión…

Fotografía: Toni Gil.

Y si ese gesto no fuera bien recibido en los despachos municipales, argumentando techos de gastos, no contar con la ayuda estatal, etcétera… La pelota rebotaría contra el partido que lidera el Gobierno central, pero si éste se prestara a colaborar dejarían en mal lugar a nuestros gestores locales… En fin, capitulando mis incoherentes suposiciones, si las diferentes instancias políticas no fueran capaces de dar respuesta a tan teórica e inusitada oferta episcopal, quedarían los partidos y la propia Administración con el trastero (no los que se construyen para almacenar enseres, el otro) al descubierto. Y el Obispado saldría positivamente valorado.

En estos tiempos donde la demanda de viviendas para jóvenes y familias es todo un problema por sus altos costes, me parece secundario promover espacios deportivos sin acometer primero habitacionales y, además, me parece  incluso reprobable que disponer de terrenos y edificios en estado de presunto abandono es, con este panorama, sencillamente inadmisible.

Toni Gil

Periodista.

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  • ¿Tendrás respuesta a tus sensatos interrogantes? ¿O seguiremos con los silencios culpables? U n cordial saludo.