Atrincherados en el silencio, esperamos noticias
del mundo exterior que no quieren llegar de inmediato.
Estamos en un extraño silencio, para todo lo que quería decir
es demasiado tarde. Eras un elemento estable, ahora estás acabado y te has ido.
A veces nos levantamos inquietos, vamos un momento a tu cama, miramos
con reverencia lo que yace ahí y lo que ha desaparecido.
Huérfana la habitación, a mi alrededor
el reposapiés recién tapizado, la taza recién usada,
dos hermanos rodeados por sus esposas, muerto el televisor,
las manchas en la alfombra y los papeles de defunción sobre la mesa.
Disuelto, quedas liberado.
En medio de la noche moribunda, tomo el último tren.
Marijke Hanegraaf, Holanda 1946.
Traducción Germain Droogenbroodt – Rafael Carcelén.
Noche oscura
Se marchitaron las flores
sus pétalos cayeron
tiznados en ocre
la ventisca hizo por ellos
en una inmensa tromba
que soltó sus furias azotando
aldeas y pagos...
Entre gruesos nubarrones
débiles gotas de rocío
y aquella tierra suelta
brotaron suaves colores
en forma de negra flor
que plácida llenó de luz
las noches más oscuras...
Ernesto Lobo, Perú.
Imagen de portada: www.depositphotos.com.












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