Ser abuela o abuelo, sin desigualdades ni feminismo sectario, observo que acarrea similitudes que nos igualan a mujeres y hombres. Nos unen más las alegrías y la felicidad compartidas que las pancartas.
Estrenada la condición de abuela y abuelo practicas tareas domésticas novedosas e insospechadas años atrás. Por ejemplo: calientas biberones y empujas un carrito del bebé que llora, a veces, y las más de las veces nos arranca por igual, a mujeres y hombres, sonrisas de felicidad.
Jubilación o libertad
Al coincidir la nueva condición humana, de abuela o abuelo, con una jubilación laboral semejante a la libertad de nuestra infancia, ahora libertad más consciente y plena, trasladamos maletas con más viajes de ocio y disfrute compartido.
Al tiempo nos resulta ahora más frecuente conllevar dolores óseos y musculares fruto de las vivencias, los tropiezos, y la edad «que no perdona» (se quejan algunas y algunos). Pero yo, en ello, procuro quejarme lo justo.
Sientes felicidad al ver el saludo de unas graciosas e inocentes ‘ferocidades’ (primeros dientes), neonata dentadura de la nieta o nieto, a Dios gracias. Alegría de abuelas y abuelos primerizos.
Sin falaz feminismo
En igualdad, sin distorsión de género ni feminismo fratricida, abuelas y abuelos disfrutamos por igual de los balbuceos lingüísticos de los retoños. Y ahí hasta nos atrevemos, en escenas inimaginadas, a ser partícipes de creaciones, a Dios gracias, más propias de payasos geniales. Y felices. Vale (cervantino).
Imagen de www.depositphotos.com
Sigue buscando la felicidad, sin miedo; es la forma más segura de sentirse feliz y más si vienen los nietos uno detrás de otro. Tengo siete. Adelante. Vale. Un abrazo.
Seis ‘ferocidades’ (figura metafórica creada por el poeta Miguel Hernández) me sonrieron desde su dentadura neonata e inocente este 10 de mayo (primer cumpleaños + 9 meses) de mi adorada primera nieta… Felicidad
Cuatro ‘ferocidades’ (metáfora del poeta Miguel Hernández) me sonrieron hace unos días (10 de
¡A disfrutar!