Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Narrativa

La flor ha nacido de la rama

Fuente: Jane Rodríguez.

Es mayo, y aunque las ramas son muchas, la planta es una sola… Y he ido más allá del límite de la desolación y he intentado casi todo para florecer… ¿Sobreviviré? ¡Me pregunto! ¿Dónde está mi conexión? ¿Dónde quedó? ¿Cómo lo hago para volver a sentir ese flechazo al verme?

Es mayo… Rosales en flor, trigales y praderas, laureles y olivos se agitan, pétalos bellos y radiantes, la viña ha florecido, la higuera brotó, la abundancia de las lentejas se manifiesta, el llanto de escarcha y rocío brota como cebollas y te pido como pobre esa limosna de AMOR. Y me talas el corazón a esa verdad que siento dentro, a esa mirada que te sigue, buscando esa luz amable, cuando mis ramas oscurecen… Y es entonces cuando intento mantener mi lámpara encendida, cuando mi carne débil,  mi barro frágil, mi tallo y mis raíces sedientas, sostienen mi esperanza malherida, mientras mi anhelo permanece intacto e insaciable, mi gozo sigue siendo dulce al sabor de tus bondades,  mi llanto llovizna a la añoranza de tu presencia, la noche me envuelve en su inquietud y anhelo, de ese beso con ternura, cuando rugen tormentas y mi jardín pareciese que brilla con encanto. “La flor ha nacido de la rama”… “Espera”, “ama”,  ¡tan sólo vivir ella quiere!…

Fuente: Jane Rodríguez.

Y así, sin más, la rosa escogida empieza a  tratar de comprender: ¡la sonrisa es la flor del corazón! Los momentos de felicidad contienen “coraje” de escuchar un rotundo ¡¡¡NO!!! en mayúsculas, permitiéndonos vivir ese luto de frustración, de flores marchitas, por lo nunca tenido y todo lo demás vendrá por añadidura, como un conjunto orgánico de olores y gustos en donde la boca, el tacto, el olfato, el oído… conquistan el mundo a tutiplén y encienden esas “alarmas químicas”, suculentas, copiosas, interesantes, argumentadas, únicas, vivas, históricas, ancestrales…

Y pareciese que juegan al escondite, como lo hace el petirrojo —me cuesta aún creer en los pájaros malvados que lloriquean en primavera, ocultando sus estrategias y enseñando su provocación cien veces, más una más, aunque se vayan volando “por arte de magia”— que, con sus rituales de cortejo y sus vuelos especiales, danza, se posa y construye su “nidito de amor” y nos entrega apasionadamente.

Y al diablo: “el camuflaje”, “pensé que ese tren nunca vendría”, “enseñé mi corazón con emoción una vez más”, al unísono entre millonésimas de latidos compartidos, más uno más: “eres la mantequilla de mi pan brioche” entre miradas naturales, verdaderas y encontradas, con sabor a café, muy caliente: “te quiero con el corazón de mi corazón” en un beso bien plantado, de esos que te hacen volar, que te despiertan la magia de inventar nuevas formas de habitar tu mundo y que jamás marchitan…

Y así, sin más… Ven a buscarme, una vez más, en el jardín de las palabras… Las flores, en su amarillo mantequilla, se cuentan historias hasta las nubes, leyéndose hasta el extremo del abecedario y derriten,  a prueba de agua, como la mismísima pestañina y como lo hace el diente de león “hierba de los asteroides” buscada por su sanación y su nombre me resulta más que curioso, sacado de un cuento de hadas, en el que Quirón, conocido como el sanador herido y sabio centauro de la mitología griega, recibe un brutal flechazo emponzoñado y entrega su inmortalidad a Prometeo para dejar  su sufrimiento, y en el momento de su muerte se eleva hacia las estrellas y toma la pócima mágica del jardín hechizado: ¡¡¡dientes y leones!!!  

Fuente: Jane Rodríguez.

“Despierta mi bien… Despierta de ese sueño tan profundo, que te vino a despertar quien más te quiere en este mundo”. Y despierta, la observo, frágil, esa bola blanca llena de semillas de luz que al soplarlas las vemos alejarse en un suspiro, como agua entre los dedos… Su nombre procede del francés, dent de lion, debido a la forma puntiaguda de sus tallos y popularmente le llamaban, pis en lit (pipí en la cama) por su poder diurético, malestares estomacales, forúnculos, enfermedades renales, fiebre…

Y me anima, y mucho, esa capacidad extraordinaria de ser “superviviente” para soportar las inclemencias del tiempo, prosperar en entornos adversos, esponjar la tierra compactada, echar raíces profundas que rejuvenecen el suelo y renueva, limpia, mineraliza y restablece el alma y el espíritu, brillando por su presencia y mostrando que prospera independientemente de las circunstancias… Y entonces… Escribo, observo, abrazo su poder curativo para mitigar el dolor, encuentro gratitud en las lecciones de la vida, perdono en las profundidades de sus raíces con fuerza y propósito y aunque falle en impulsividad y paciencia, sueño en grande para ver más allá del camino trazado. Y así, sin más…“la flor ha nacido de la rama”.

Jane Rodríguez Rodríguez

...Periodista... escritora... presentadora... taller alfabetización mediática APPA... reservista voluntaria... ilusión por entregar libros a niños en Cúcuta y compartir para que escriban sus historias de vida y editarlas en España en el concurso de relatos... Amo las palabras y lo que ellas callan y dicen... y son mi refugio... mi compañía... mi postre preferido... mi tanto y más, junto a mi café y en deliciosos puntos suspensivos...

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