Que la entrevista es un género informativo de los más interesantes dentro del mundo del periodismo para obtener información, opiniones, testimonios o declaraciones es una realidad. Con ella podemos conseguir datos, conocer la opinión de una figura relevante o experta, profundizar en la personalidad, trayectoria o pensamiento de quien entrevistamos, además de aportar el contexto o la diversidad de voces a una cobertura informativa.
La historia del periodismo, sea cual sea el medio en el que se produce, está llena de entrevistas que cambiaron el desarrollo del mundo político o social. Pensemos, por ejemplo, en la entrevista de David Frost a Richard Nixon, quien habló por primera vez de su responsabilidad en el escándalo Watergate, tras dimitir como presidente de los EE.UU. en el año 1974. Se confirmaba así la red de espionaje, sabotaje político, abuso de poder y de mentiras desde la Casa Blanca para la obtención de la reelección del presidente hasta entonces. Nixon y su equipo intentaron encubrir la participación del gobierno, lo que empeoró la situación. Todo ello tras arrestar a cinco hombres en el edificio Watergate, en Washington D.C., sede del Comité Nacional del Partido Demócrata, cuando estaban instalando micrófonos y robando documentos. Si Richard Nixon fue el primer presidente norteamericano que dimitió de su cargo, Gerald Ford, su vicepresidente que le substituyó, fue el primero también en obtener la presidencia sin elección directa.
La entrevista que realizó David Frost fue la primera entrevista política que se convirtió en un fenómeno televisivo global, con más de 45 millones de espectadores en su país. En ella, su protagonista, pronunció la famosa frase: “When the president does it, that means that it is not illegal”, lo que generó una controversia que selló la percepción pública sobre Nixon como un presidente corrupto. Un hecho que ayudó a redefinir el papel del periodismo televisivo como contrapeso al poder y cambió la forma en que los líderes eran interrogados en los medios.
En el año 2008 Ron Howard presentó la película Frost/Nixon basada en estas entrevistas y muy fiel al contenido real. Una buena manera de analizar y entender la fuerza de este género periodístico que en algunas ocasiones puede ser piedra angular de la comunicación y del efecto de la veracidad sobre la sociedad. ¿Cómo tiene que plantearse, pues, una entrevista periodística en la actualidad para que cumpla sus objetivos? La planificación previa es fundamental en un mundo digital como el actual. Obviamente la destreza de quien la plantea es fundamental para que el entrevistado dé datos concretos o explique hechos, se analicen ideas o posturas sobre un tema u ofrezca una trayectoria completa del interesado.

Como apuntan Mónica Rivera y Ramón Salaverría en Redacción periodística en Internet (2005), hay que considerar aspectos como la hipertextualidad, la interactividad y la integración de elementos multimedia. Unas nuevas destrezas expresivas para redactar unos contenidos en la red que cumpla las expectativas de una audiencia digital. Una planificación previa que requiere investigación sobre la persona que se entrevista, un enfoque claro y un guión de preguntas concreto donde el entrevistador actúe de mediador entre el personaje abordado y el público.
Soy un firme defensor de las entrevistas en la prensa. Como comentaba el escritor de Sueca, Manuel Baixauli en Opinions personals (Ningú no ens espera, 2016): “per a mi, una entrevista dins d’un periòdic és una cervesa fresca en un vespre d’estiu”. Una sensación de novedad y de frescura que no siempre cumple las expectativas, sobre todo en el caso de las entrevistas a perfiles políticos, donde el lector no vea cumplidas sus esperanzas de aclarar algún aspecto de importancia de la actualidad. Una especie de examen oral en público que, cuando se exigen las preguntas previamente para que el entrevistado, cargo en la administración, se las prepare, acaba siendo un completo fiasco donde se incentiva y complementa el relato subjetivo que se desea transmitir.
Prefiero las entrevistas en directo, bien en medios como la radio o la televisión o a modo de chat en directo en algún medio digital. Cierto es que las preguntas pueden haber estado relativamente pactadas con anterioridad, pero las respuestas son pronunciadas por el propio protagonista, ofreciendo la realidad de su aptitud de comunicación o no, con el aporte de la interpretación que sus gestos. Tal vez por ello, cada vez más, es difícil encontrar entrevistas en directo de los responsables de nuestros organismos, unos políticos que se esconden en actos enlatados y que huyen de la posible incomodidad de algunas preguntas no previstas.
Nuestros políticos van perdiendo la talla de los grandes referentes anteriores que hemos tenido en nuestra sociedad, donde no había el mínimo atisbo de temor de ser entrevistados e incluso permitir que los compañeros de los medios de comunicación pudieran plantear en sus intervenciones a la prensa cuestiones sobre cualquier materia. Estamos perdiendo la esencia de la comunicación: responder a la realidad que importa a la ciudadanía para retener la imagen prevista y mantenerse el mayor tiempo posible en los cargos. Tomemos nota de ello: no hace falta citar casos como el que se encuentra nuestra administración autonómica. Faltan explicaciones de un ruinoso y desastroso modelo de gestión de la tragedia natural de las lluvias torrenciales del pasado mes de octubre en las comarcas de Valencia…
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