Los votos legitiman a los gobernantes, pero no los hacen infalibles. Amnistiar a proclamadores de la república catalana es anticonstitucional por muchos Sánchez y Pumpido que digan lo contrario.
España tiene derecho a ser una, indisoluble e indivisible. Lo proclama el artículo 2 de la Constitución. Los votos legitiman a los gobernantes, pero no los hacen infalibles, ni santos de nuestra devoción. Amnistiar a proclamadores de la república catalana es anticonstitucional por muchos Sánchez y Pumpido que digan lo contrario. El Gobierno de Pedro Sánchez Pérez-Castejón puede decir misa y hacer lo que le dé la gana con el aval que le pueda prestar el Tribunal Constitucional de Cándido Conde-Pumpido: pueden ambos dar vía libre a cuantas leyes les vengan en gana, pero una cosa es legislar con los votos del parlamento y otra que lo que dispongan sea justo. Es legal, porque los votos son sagrados para legislar, pero los votos no garantizan que lo que se legisla sea justo además de legal.
El más novato de los estudiantes de Derecho sabe que justicia viene de justo, del ‘ius’ latino, del ‘unicuique suum’, a cada uno lo suyo. España es de todos los españoles y no se les puede quitar a unos españoles un trozo de la España que es suyo. Es de primera clase del primer curso de Derecho. “Pero es que somos demócratas de nuevo cuño, progresistas, y no queremos sujetarnos al Derecho tradicional, el de toda la vida y para ello contamos con los votos. La justicia no existe; la justicia la hacemos nosotros y vale lo mismo para amnistiar a Puigdemont y los suyos que a los dirigentes y gobernantes socialistas andaluces condenados por el escándalo de los ERES. Los socialistas, como los separatistas catalanes, no delinquimos. Los jueces son fachas y nos castigan por delitos que se inventan, que no existen”.
Eso es lo que tenemos. Eso es lo progresista. Lo demás es fachosfera y máquina de fango. Es la nueva filosofía y hasta cierta nueva teología. La ley natural dice que no hay que matar. Los nuevos progresistas (en realidad son antiguos marxistas disfrazados de innovadores) lo derivan todo a la legitimación del voto, aunque tengan que comprarlo no sólo por dinero sino arrastrándose indignamente a las exigencias de los que fueron delincuentes separatistas y proclaman que lo seguirán siendo pese a ser amnistiados o acaso precisamente por eso.
Lo dije, hace un tiempo, en estas páginas de Hoja del Lunes: “los votos no hacen la verdad; los votos sólo legitiman el acceso al poder, pero nunca certificarán que lo que hagan los gobernantes sea lo justo y lo verdadero”. Hitler llegó al poder con los votos y todos sabemos en lo que degeneró el nazismo. No es igual, pero sí afirmo que Sánchez ha llegado al poder y se mantiene en él por los votos, pero todos sabemos qué votos apoyan a Sánchez y qué caminos ha tomado el sanchismo y a dónde nos llevará si no cambia de rumbo, si no cambia de socios, si no cambia de apoyos, si no cambia de conducta.
Verdad, derechos, justicia, libertad, igualdad, fraternidad… Estas cosas tan importantes nos vienen a los hombres (yo no creo que haga falta repetir siempre lo de ‘hombres y mujeres’ y no creo que sea machismo englobar al género humano en la palabra hombre, al fin y al cabo la mujer fue hecha por Dios de la mejor costilla del hombre, lo que no es humillante, sino bello y poético) por el hecho de serlo. Nadie nos da esos derechos. Son connaturales a la dignidad humana. El Estado y los gobernantes tienen el deber de reconocerlos y de apoyarlos. Diré una última cosa: los votantes tienen derecho a que sus votos sean utilizados para el bien común. Muchos votantes del PSOE no quieren que Sánchez se alíe o asocie con separatistas y bilduetarras. Lo dicen las encuestas. Y lo ha dicho Felipe González, cuando afirma haber votado al PSOE en las elecciones europeas, pero condena a Sánchez por la ley de amnistía. Una cosa es el voto y otra la verdad, la libertad, la igualdad, la fraternidad. Y no porque lo diga yo o lo proclame Felipe. Lo grita el Universo, que es la voz de Dios. El Derecho Positivo no puede cargarse el Derecho Natural, aunque digan lo contrario Agamenón Sánchez y su porquero Conde-Pumpido.
Posdata: Bolaños «normaliza» a Marta Rovira
La dirigente de ERC Marta Rovira volvió, hace unos días, de su dorado exilio de ‘seis años, 3 meses y 15 días’ (parece el tiempo de una condena), en Suiza, junto con otros compañeros implicados en el 1-O. “Hemos venido para terminar lo que empezamos… Hemos ganado; esto es una victoria, absoluta y lo tenemos que celebrar”. Eso dijo y el también fugado, el empresario Josep Campmajó, redondeó el mensaje de los amnistiados: “Son tan burros que han perdido”. Los burros son Sánchez ‘El traidor’, Marisu Montero ‘La Aplaudidora’ y Bolaños ‘El Justo’, las tres grandes figuras del Gobierno Frankestein, Bolaños no acudió a recibir a los héroes, pero les dio la bienvenida con esta palabra-pancarta: “normalización”.
A la pregunta que se ha hecho Marta Rovira (¿”Tengo yo cara de terrorista”?), Bolaños contesta que su cara es “normal”. Como la de Puigdemont, aunque éste no puede volver hasta que encuentren Bolaños y los suyos un producto para lavarle la cara de ‘malversador’. Este es un juego de caraduras. Verán cómo el día que llegue Puigdemont será recibido en las Ramblas por el Gobierno en pleno con esta pancarta y este grito: ¡presidente, presidente, presidente! Y al ‘bueno’ de Illa ¿de qué se le quedará la cara cuando oiga decir a Bolaños que “la normalización en Cataluña es imparable”?
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