Como decíamos ayer, antes de mi huelga de teclas caídas, al haber concluido mi colaboración con el medio en el que escribía y estando tan a gusto en mis vacaciones como columnista tras quince años sin parar de escribir semanalmente, viene el niñato éste del Errejón y me fastidia el plan. Lo admito, cuando saltó la noticia anteayer pensé que esto merecía no ya un artículo de opinión, sino que corrieran ríos de tinta. Ábalos, Begoña, Errejón… el Gobierno pone un circo y le crecen los enanos.
Me mandan los típicos escritos de algún rencoroso de derechas, que empieza explicándose bien pero acaba cagándola, y perdonen la expresión, pero así es: cagándola. Esto de la opinión es complicado, hay que tener guante de seda, pero puño de hierro, y a más de uno, en la efervescencia, en el entusiasmo, se le acaba yendo la pinza y acordándose hasta del Che Guevara. Pero, señor mío, no hay que irse tan lejos, que con lo que tenemos sobre la mesa vamos más que servidos, ni salir de nuestras fronteras para poder darle estopa hasta en el cielo de la boca al que fuera adalid de la lucha feminista. «Manda huevos», que diría Federico Trillo, y nunca mejor dicho.
Según la denuncia de la actriz Elisa Mouliáa, Errejón cometió acoso sexual contra ella hace tres años. Me pregunto por qué se presenta ahora la denuncia, precisamente, tanto tiempo después y por parte de una famosa, con lo que ello supone. Una denuncia con luces y sombras, por otra parte. Habrá que investigar los hechos y saber por qué y cómo y si se pueden probar. De otra parte, todo apunta a que podrían empezar a llover otras acusaciones de esta índole contra el hasta ayer portavoz de Sumar en el Congreso de los Diputados. En España se pueda montar el Dos de Mayo con el tema de los acosos y los abusos sexuales por parte de políticos y este caso, en concreto, parece nada más que la puntita del iceberg.
La periodista Cristina Fallarás, que capitanea desde hace años un espacio para que las mujeres puedan denunciar hechos de esta índole anónimamente, dice estar recibiendo miles de denuncias, sobre todo en los últimos días, tanto contra Errejón como contra otros políticos, de uno y otro signo. Hay que reconocer el ingente trabajo de esta aguerrida periodista, a la que, por cierto, X le cerró anteayer la cuenta durante unas horas. En todo caso, hemos de recordar que, para que puedan llegar a tener efectos punitivos sobre el acosador o el abusador, las denuncias han de cursarse ante la Policía o el Juzgado.
Errejón, que ha dimitido, admitió que dejaba la política tras años de desgaste físico y mental, al haber llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona. Qué poético, casi se me saltan las lágrimas. Si las acusaciones se confirman, dispondrá de mucho tiempo para dar rienda suelta a ese piquito de oro que tiene. Para que se fíen de las apariencias, de la cara de chico bueno empollón de la clase.
Por cierto, dicen que Pablo Iglesias está que se frota las manos al ver pasar el cadáver político de su enemigo, tras haber sido antaño uña y carne. El niño le salió respondón y, visto lo visto, puede que esta crisis de Sumar represente una oportunidad para su vuelta al ruedo como macho alfa, que dejó a todas sus féminas colocadas. Mira qué pena, que podría estar yo como diputada hace años, si no hubiera hecho caso a mi padre, cuando me convenció de que no estudiara Políticas en la Complutense.
Me parece demasiada casualidad que la denuncia se haya interpuesto precisamente ahora, estando la vicepresidenta del Gobierno haciendo las Américas y a las puertas de la “Cumbre de otoño” de Sumar que, prevista para el pasado fin de semana, ha sido cancelada. Error. Craso error. Este partido ha desperdiciado una ocasión de oro para salir a la palestra y seguir adelante con su congreso, a fin de tratar de salvarse del naufragio. ¡Que Errejón no es un político cualquiera, que era uno de los principales abanderados de la Ley del solo sí es sí! ¡Que la hemeroteca es una losa de la que no se va a poder salvar Sumar y, si salen más casos a la palestra, van a contaminar a todo Sumar!
A la pobre Rosa Díez se la ventilaron en su momento con dos de pipas y no creo, francamente, que el partido de Yolanda Díaz vaya a sobrevivir a este cataclismo, porque los partidos se nutren de la credibilidad ante los electores. A todo esto, si, como ha manifestado Iglesias, lo de Errejón ya se sabía, ¿por qué lo catapultaron hasta la portavocía del Partido en el Congreso? Si se demuestra la existencia de otros casos, podría haber responsabilidades penales de terceros. Aparte del bochorno y de la estupefacción ante el discurso contradictorio, tenemos también que enfrentarnos al silencio que se impuso alrededor de este personaje, lo que deja aún más incógnitas en el aire.
¿Dónde están las feministas ahora? Es hora de que la lucha por la igualdad y el respeto hacia las mujeres deje de estar monopolizada por la izquierda. Esta reivindicación es cosa de la inmensa mayoría de los ciudadanos y en ella nos va la credibilidad como sociedad.
Excelente artículo con final sugerente. Me sugiere que estamos necesitados de una sociedad menos ideologizada y con más ideas. Eso compromete a todos: derechas, izquierdas y centro. Y, en este momento, ello es imposible. Nos falta educación: en la familia, en el colegio, en el instituto, en la universidad. Y nos faltan principios. No se motiva a las nuevas generaciones para el esfuerzo, para la solidaridad, para el encuentro. Sólo para el enfrentamiento necio y miserable; para el odio. En eso consiste, en esencia, la suicida polarización. Negro panorama. Un cordial saludo.