Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Reportajes

10 años sin el periodista José F. Picó

José F. Picó, en la redacción del diario La Verdad. CMA.
José F. Picó murió el día 11 de septiembre de 2010 a consecuencia de un derrame cerebral que tuvo en la mañana del día 10 mientras desayunaba con su hijo antes del primer día de clase.

Así lo contó su compañero Ángel Bartolomé los días 12 y 13 de septiembre de 2010.

Un decenio más tarde recordamos al periodista Picó con estos textos.

Muere José F. Picó, periodista de La Verdad en Alicante

Ángel Bartolomé. Alicante. Domingo, 12 septiembre 2010

El jefe de Área de Municipal y Política fallece dos días después de sufrir un derrame cerebral

Tres semanas después de cumplir cuarenta años, José F. Picó, jefe de Área de Municipal y Política del diario La Verdad murió al mediodía de ayer, víctima de un derrame cerebral contra el que luchó durante 48 larguísimas horas. ¿Qué se puede decir cuando muere un hombre bueno? ¿Qué se puede explicar cuando una persona de valía, un trabajador nato pierde la vida en lo mejor de su existencia?

Pepe Picó se inició en el periodismo en la delegación de Alicante del diario ABC, en la calle Mayor, a tiro de piedra del Ayuntamiento, cuyas escaleras tanto subió y bajó. Incluso allí fue donde encontró a su amor, su compañera, su norte, su querida esposa Teresa. Fruto de su relación llegó Alejandro, alicantino como su padre, herculano como su padre, listo como el hambre, igual que su padre.

Tenía la costumbre de trabajar duro. Era un hombre equilibrado que mientras una parte de su cabeza pensaba cómo titular una noticia, con la otra ordenaba el resto del periódico. Pero también era un hombre apasionado. En primer lugar, por su familia, desde luego que por su profesión. Ahora que el Hércules había vuelto a Primera estaba ilusionado por disfrutar en el Rico Pérez con su hijo. Le gustaba su tierra. Presumía de su ciudad. Tenía amigos en todas partes, en todos los sectores sociales. Pasear con Pepe Picó por Alicante era una tarea lenta, porque cien metros podían ser muchos minutos, continuamente se paraba o le paraban para saludar, charlar y, claro está, contar una confidencia que bien podía ser una noticia.

Raíces y convicciones

Era un hombre de raíces y convicciones. Nunca olvidó su paso por los Agustinos y nunca olvidó a su familia. Sacaba tiempo al tiempo para estar lo máximo posible con Alejandro, de ahí que sus ratos de descanso fueran reducidos. La informática e Internet para él eran instrumento clave. Estaba convencido de que el futuro del periodismo necesariamente pasaba por esta vía y no paraba de perfeccionar sus conocimientos porque quería estar preparado para el periodismo multimedia. Era una persona preparada, multidisciplinar. Podía exponer en pocos minutos el futuro urbanístico de Alicante, el panorama político de la ciudad o el sistema de juego que desarrollaba su querido Barça. Era herculano y era culé. Murió horas antes de un nuevo enfrentamiento en Primera División entre los equipos que amaba.

Desde mediados de agosto le daba vueltas a de qué forma podía asistir al encuentro que ayer se disputó en el Camp Nou. El derrame cerebral del pasado jueves, cuando preparaba la vuelta al cole de su hijo Alejandro, lo desbarató todo. Ha tenido en vilo a muchos, muchísimos alicantinos. Familiares, amigos, compañeros, todos han preguntado cómo estaba Pepe mientras él luchaba impotente contra lo imposible durante cuarenta y ocho interminables horas. Se va un periodista que nunca miró el reloj en su trabajo, sólo la búsqueda constante de la noticia. Se va un hombre mediterráneo, que disfrutaba de la fiesta, como del arroz, como de las costumbres de su tierra. Era un periodista atado a su teléfono móvil, que con una mano sujetaba el bocadillo y con la otra tecleaba una información para intentar acabar pronto y estar un poquito más con su mujer, con su hijo, con su familia y amigos. Pero por encima de su trabajo, de su amor por los suyos y por Alicante era un hombre optimista, que transmitía ilusión. Fomentaba el espíritu de equipo de la misma manera que contagiaba las ganas de trabajar, de vivir. Disfrutó del Campeonato del Mundo de Fútbol, como se lo pasó pipa con su pasión blanquiazul de toda la vida. Ahora queda su mesa, ahí detrás, vacía, ordenada como siempre, con la foto de su mujer y de su hijo Alejandro, pero él, Pepe Picó, ya no está.


Alicante despide al periodista José F. Picó

Ángel Bartolomé. Alicante. Lunes, 13 septiembre 2010

Familiares, amigos, políticos, empresarios, sindicalistas y deportistas dicen adiós al jefe de área de La Verdad y Las Provincias

Alicante respondió. El funeral por José Francisco Picó López (Alicante, 1970) se convirtió en una inmesa muestra de solidaridad hacia la familia, amigos y compañeros de trabajo del periodista alicantino fallecido el mediodía del sábado 11 de septiembre, después de cincuenta y dos horas de lucha contra la muerte tras sufrir un derrame cerebral mientras preparaba a primera hora de la mañana la vuelta al colegio de su hijo Alejandro.

La incredulidad y sorpresa que supuso para los familiares y allegados el mazazo de su muerte se convirtió en una continua riada humana de cariño, respeto y apoyo hacia la familia durante las horas siguientes al óbito, que abocó finalmente en una inundación del tanatorio La Siempreviva donde a media tarde de ayer se celebraron las exequias.

La figura de Francisco Picó, jefe de Área de Municipal y Política del diario La Verdad y Las Provincias, quedó engrandecida para siempre con el multitudinario homenaje de los cientos de personas que apoyaron a la familia en el adiós a este periodista. Hay un epílogo en su existencia que en esencia muestra la generosidad de este hombre. Donó sus órganos. Esta operación provocó cierto retraso en la instalación de la capilla ardiente. Bendito retraso. La última muestra de infinita humanidad de este hombre que dio su vida por el periodismo y su ciudad. Su esposa, Teresa, su hijo, Alejandro, sus padres y hermano y el montón de amigos tuvieron el consuelo de estar apoyados por cientos de personas que quisieron estar donde debían estar: cerca de Pepe Picó antes de ser incinerado.

La lista es larga. Sólo hay que ver las páginas web de La Verdad y de Las Provincias y el ‘muro’ que tenía en Facebook para comprobar la dimensión humana de una persona que con 40 años, dos semanas y seis días se ha ido. Entre ellas es de justicia resaltar la presencia permanente, desde el primer minuto de la crisis que acabó con su vida, hasta el final de las exequias, de una persona que ha demostrado con creces su categoría humana y su amistad eterna hacia Pepe Picó: Sonia Castedo, la alcaldesa de Alicante, amiga personal, ha estado con la familia de principio a fin.

Las casi veinticuatro horas que van desde que se instaló la capilla ardiente hasta que terminó el sepelio, el tanatorio nunca ha estado vacío. Familiares, amigos y compañeros han arropado a la viuda y padres de José Francisco Picó. Por supuesto que prácticamente la totalidad de la Corporación Municipal de Alicante, representantes de la Diputación, de la Federació de Fogueres de Sant Joan, del Hércules, con el mítico exjugador Giuliano, al frente, con policías, funcionarios, barraquers, deportistas, empresarios más una incesante lluvia de políticos y periodistas, que no terminaban de creerse que la noticia de ayer era el adiós a su compañero con el que tanto habían debatido, reído, trabajado y sufrido.

Los mensajes telefónicos, los correos electrónicos, las entradas en las redes sociales y en las páginas webs, en definitiva la comunicación mediante las nuevas tecnologías que tanto gustaban a Picó, hicieron el resto.

Sin embargo hubo personas que no se conformaron con eso. Su antigua jefa Teresa Cobo, hoy subdirectora de El Diario Montañés, voló desde el Cantábrico al Mediterráneo, para decirle adiós en persona y confortar a su familia.

La respuesta social que dio ayer Alicante magnifica hasta el infinitivo la figura de Picó, el eterno trabajador, el constante buscador de noticias, el hombre que sacrificó su vida por su familia, su ciudad y el periodismo.

El tremendo calor humano que sus amigos y compañeros le dieron ayer sirve de escaparate para demostrar quién era este periodista sencillo, limpio y, en puridad, tremendamente humano.

Paseo del periodista José F. Picó en Garbinet, Alicante, realizado en honor a Picó e inaugurado en 2011. Fotografía: José C. Cuéllar (Fuente: Foursquare).

Ángel Bartolomé

Periodista.

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